martes, diciembre 26, 2006

Estorbar y una pena

Cerca de las 3 de la mañana, mientras fumaba un cigarrillo y leía a san Carlitos, sonó el teléfono; Era Pablo, mi viejo amigo de andazas que cargaba con una voz de pena terrible, me invito a tomarnos unas cuantas cervezas y conversar para actualizar las noticias sobre nuestras vidas. Cerca de las 7 de la tarde llegaba al bar de costumbre, me saco mi gorro verde y saludo a Pablo con un fraterno abrazo, mientras que él fumaba de una forma frenética, me di cuenta que en la mesa ya habían dos envases vacíos de cerveza, me senté a su lado, Pablo solo atino a tragar el trago más amargo de cerveza y levantar la mano para pedir dos más. Empecé por contarle sobre mi vida, la universidad, política, mi vida afectiva y todas esas cosas que uno hace cuando no ve a un amigo hace tanto tiempo. Al seguir con nuestra conversación, notaba que Pablo tenía unos ojos de pena terrible, un silencio invadió nuestras vidas, tome un sorbo grande de cerveza, prendí un cigarro y le pregunte “¿Qué pasa socio?”, Pablo me miró fijamente y sus ojos exclamaron un llanto con mayúscula pena y desesperación, incluso le costaba respirar, torpemente intentaba tapar su agónicos ojos que ya no resistían el peso flácidos de sus lagrimas. Apoyo sus brazos en la mesa, afirmando hábilmente el vaso semivacío de cerveza, lloraba de una forma terrible, incluso sentí algo de pena y dolor en sus lagrimas, que caían como diluvio en el bar.
Pablo al secarse sus lagrimas con la manga de su polera, se levantó y se metió la mano en el bolsillo de atrás del pantalón, saco su billetera y me mostró una fotografía, “¿Quién es?” Le pregunte con cara de extrañeza, “Mi mina poh huevon”. Pablo se volvió a sentar eso si, mirando la foto fijamente, mientras que yo servia dos vasos más de cerveza. “Piante, creo que estoy enamorado”, personalmente sabia lo que significaba eso, ya que Pablo era de esas personas que nunca se habían enamorado, es más, nunca lo había visto con una novia más de una semana. Al terminar esa frase, me reía de buena forma, le dije “¿Vo con mina y enamorao’?”, Pablo me miro y dijo “Puta la hueva, nadie me cree”.
La cerveza corría en nuestras gargantas, al igual que nuestro fiel amigo y asesino con perfume a nicotina que se encarga de hacernos sentir aun con vida. Marco Antonio Solís se hizo presente, al igual que las lágrimas de Pablo que volvían a desbordar pena. Yo lo quede mirando con cara de enfado, le dije “¿Hasta cuando rechucha llorai maricon?”, Pablo me miro y me pido disculpas (nunca entendí porque lo hizo). Luego de siete cervezas, Pablo levantaba la mano y me decía “¿Apañai con otra?”, el mesero llegaba con dos cervezas heladas sentenciando así mi respuesta. Pablo sirvió los vasos, hicimos el típico salud con la mano izquierda mirando a los ojos, tomamos un breve sorbo, Pablo deja el vaso en la mesa y me dijo “Piante, te voy a contar porque lloro tanto”, mientras prendía el último cigarrillo que nos quedaba.
Pablo suspiro fuertemente, miró hacia la mesa, puso un brazo en mi hombro y empezó ha hablar. “Piante, vo me conocí mejor que nadie. La dura que estoy enamorado. Cacha que le escribo poemas, la voy a ver, le regalo hueas y no me pesca ni en baja, o sea me dice te quiero y huea, pero no sé siento que no le intereso...Cacha que la otra vez, le dije puta que saliéramos pa’ estar juntos y la loca se fue con las amigas...lo peor de todo, es que las amigas le dicen que no le convengo y parece que la loca le compra a las amigas poh... ¿Que pensai vo?”. Tomé un breve sorbo de cerveza y le dije “Creo que tai’ puro hueviando”. Pablo se dio cuenta que había elegido a un pésimo amigo para aconsejarlo, mi honestidad le cayo como una patada en la guata. Le pregunte“¿Y por eso llorai tanto?”, Pablo permanecía en silencio, de alguna u otra manera se había dado cuenta que su problema no era tan grave, “No si sé que no es pa’ tanto, pero es que de verdad la quiero, la huea es que la loca no me pesca y eso me hace sufrir”. No sé si fue la cerveza o la melancolía de Marco Antonio Solís que seguía sonando que me hizo llorar un poco, es probable que penas acumuladas por mucho tiempo cayeran como juicio en mis pesados ojos. Pablo me miro y me dijo “Y vo, ¿Por qué llorai?”. Fue inevitable, una lágrima solitaria caía por mi mejilla, incluso la cerveza costaba que pasara por mi garganta "Ahora que lo pienso, a mi me pasa algo parecido, me gusta una mina y no le intereso...parece que todos los esfuerzo parecen ser tontos...A mi me gusta caleta, pero la loca nunca me pesca”, Pablo me miro y me dijo “¿Cómo se llama?”, “Pabla” conteste, acompañado de una triste sonrisa. El silencio fúnebre invadió nuestros corazones, al menos hasta que sonó el teléfono de Pablo, que sirvió para iluminar su cara con una sonrisa infinita “Piante hueon, me llamo esta loca...viene pa’ acá”. Luego de un rato, una silueta hizo pararse torpemente a Pablo de la mesa, se saludaron de un beso en la boca, yo solo atine a sonreírle. Alejandra se sento en nuestra mesa, tomo un sorbo de cerveza y evidencio nuestra condición de embriagues. Salí a comprar cigarros, como pretexto para dejarlos solos o quizás para acompañarme a mi mismo en esta soledad tan concurrida (me acorde de aquel poema de Benedetti). Al volver Pablo me abraza y me dice al oído ”Piante, estoy pololeando”, no recuerdo bien cuantas veces alzamos nuestros vasos plásticos para hacer un salud infaltable, aquella noche, reímos más de mil veces. Luego de dos horas y media, Pablo me dice “Ya huevon, nosotros nos vamos, ¿Tú Caminai?”, me decía Pablo mientras se iba incorporando, “No, yo me quedo acá... aparte quiero brindar porque murió Pinochet y aprovechar de pensar”. Un abrazo y un nos vemos pronto, sentenciaba el adiós de una tarde cargada de llantos y alegrías. Me quede abrazado a mi vaso plástico de cerveza, no paraba de pensar en todo lo que estaba pasando, Pablo recién había llorado por un amor no correspondido, que luego se transformo en un compromiso de sentimientos plasmados en besos y caricias. Me sentí alegre por Pablo, creo que en ese momento fue donde más extrañe a Pabla, y fue donde me sentí más solo que nunca.
Al termine el concho de cerveza que había dejado Pablo en la botella, trate de levantarme con algún hincapié. Me despedí del mesero al cual le regale tres cigarrillos y le deje saludos al “Fujy” (cuando lo viera). Camine con dificultad, no paraba de pensar en las lagrimas de Pablo, ni en la pena que tenia en el corazón, ¿Cómo era posible que Pablo me contagiara su pena?, honestamente me sentí como la mierda. Me senté en una banca solitaria de una plaza, prendí un cigarro y pensé en Pabla, en lo mucho que lo quería y en lo poco que me hacia caso; no quise llorar, pero ganas no me faltaron, finalmente creo que me quede dormido.
Vi el reloj, eran cerca de las 3 de la mañana, me paro de mi fiel banca y seguí mi camino melancólico a casa, que ganas de ver a Pabla y gritarle en la cara lo mucho que me gustaba, para demostrarle mis incansables ganas de quererla. Cruce la calle con algún grado de riesgo, solamente pensaba en lo feliz que debía estar Pablo, imagine escribirle ese día en un cuento, sentenciarlo con el mejor de los puntos finales, honestamente no pude, ya que el recuerdo de Pabla me clavaba la cabeza como martillo y me hacia tener una pena incierta en el corazón.
*Este cuento fue escrito hace algun tiempo...Saludos a Pablo, ya que las cosas han cambiado un poco, eso si, para bien. Un abrazo, ojalá vernos pronto para actualizarnos de nosotros mismo, acompañados por unas cuantas cervezas.
* y a ti, te quieroooo muchisiiiiisisisimo ! =D

domingo, diciembre 24, 2006

Cuando te extraño

Se me hace nocturna y sonámbula
La espera de tu renacer,
Para que te vuelva a celebrar
Y vestirme de fiesta
Cuando florezcas
Entre primaveras nubladas
Con soles azules
En la mitad de la agonía
De diciembre
Que termina sucumbiendo
Mi más pesada jornada
En los tiempos
En donde chocan tus labios
Con las penas de una partida
Sin mediaciones
Que terminen
En tristes lagrimas saladas,
Que no exageran un último adiós.

Siempre que te extraño
Reaparece mi compañero
De viajes y sueños,
Al cual le confieso
Mis emociones ocultas
Y juntos te inventamos
Los versos más honestos
Que puedas leer
En la cólera rabieta
De los días navideños,
Para que los puedas
Colgar en tu ventana
Para que te saluden
Y te cuiden
Cuando despiertes
En la irrealidad
De mundos mejores,
En donde la culpa
Por ver el reloj
Y te des cuenta
Que se te hizo tarde
Para volverme a besar
Nunca más golpe tu puerta.

Es probable que mis ideas
Naden en un sin fin
De juegos de infancia,
Que se revuelquen
En el júbilo de mí
Cognitiva inmadurez,
Pero eso no quita
Que no pueda construirte
Las lluvias tropicales
Más alegres que puedas
Haber vivido,
Y que saltes con furia,
Amor y rebeldía
En los charcos verdes
Que deje el torrente de lágrimas
Que vacía nuestro cielo,
Que por alguna u otra razón
Nos sirven para darnos cuenta
El sabor a ternura eterna
De nuestros jóvenes besos.

Cuando te abrazo al saludarnos
Cuelgo todas mis penas,
Mis escasos recuerdos de vida
Y todo lo que no necesito
En el perchero que aun no tienes,
Para lanzarme a capela
A la plenitud enorme de tus caricias
Que me vuelven a humanizar
Y a llenar de alegrías y sonrisas;
Ni siquiera el miedo a tropezar
Con algún sentimiento fugitivo
Me ahuyenta para no seguir
Dedicándote poemas,
Para observar por un segundo
Tu sonrisa cargada de felicidad,
Para observar en tus ojos
La cara que coloco
Al ver tú natural pacifico,
Y decirte en voz baja
Que te quiero
Como nunca e querido
A nadie
Y como nunca nadie
Te podrá volver a querer,
Porque ahora no me empeño
Para extrañarte
Y reafirmar
La necesidad que tengo
De ti en estos momentos,
Ya que cada milésima de segundo
Que cabalga entre nosotros
Me da los ánimos suficientes
Para quererte a mi modo
Y demostrarte lo especial
E importante
Que eres para mí,
Para cantarte
Mi mejor canción
Y que te des cuenta
Que cada vez te necesito.

Los días se vuelven auténticos,
En particular cuando
Te liberas de ataduras
Y tu corazón
Habla por ti
Y me recita
Los poemas más bravos
Que necesito oír,
Cuando me ladras en silencio
Los poemas menos educativos
Para enseñarme a enamorarte
En la limpia republica
Que dividen tus ojos,
Cuando planeo mi estrategia
Para robarte el corazón
Que tanto necesito
Por las noches.

La sorpresa
Y el nunca saber de memoria
Las rutas que debo seguir
Para decirte que me gustas,
Las utilizo
Como el mejor de los planes
Para maltratar a tu timidez
Que se sonroja
Cada vez que la beso
Con pasión y alegría,
Mientras que Calamaro
Nos acompaña
En la soledad sublime
De la pérdida de minutos
O en la infartánte espera
A que muera la tarde
Y vuelva a pensar en ti
Lejos de mi lado
Y te vuelva
A echar de menos.


* Te quieroo muchote !!

sábado, diciembre 16, 2006

C'est histoire d amour

El portazo que pegó Magdalena al salir de la casa de Emilio sentenciaba el término de su relación de casi 3 años. Emilio quedo perplejo mirando la puerta en el mismo lugar donde Magdalena le dijo que ya no lo amaba. Una solitaria lágrima caía por su mejilla, el cigarrillo que tenia en la mano se iba haciendo humo a la misma velocidad que colocaba en la radio aquel tema de Edith Piaf con el que conoció a Magdalena y le prometió amarla para siempre, aquella noche de invierno, nunca se oyó tan melancólica y tan triste a Edith Piaf.
Al despertar en la mañana no se sentía mejor, la pena inundaba el café que tenia Emilio en su mano, sintió que ya no era capaz de sonreír, ni siquiera los poemas que tanto le gustaba escribir lo motivaban. Tomó las llaves de su departamento y emprendió su retirada, se puso su gorro y empezó a caminar con la vista al suelo, se dio cuenta que aquella mañana era una de las más heladas que había vivido. Se detuvo en una esquina para esperar que el semáforo le diera la autorización para cruzar la Avenida, no paraba de pensar en Magdalena, en su sonrisa, en sus manos, en sus ojos, todo era un tormentoso y doloroso paisaje. Al llegar a la cafetería ordeno un café cargado y sin azúcar. Una mesera de pelo oscuro y sonrisa amable lo miró y le pregunto si estaba bien, a lo que Emilio contesto con un movimiento negativo con su cabeza; aquel café seguía con sabor a pena. En la radio de la cafetería anunciaban el estado del clima, decían que había 5 grados de temperatura a las 8.30 de la mañana.
Emilio, miró a su alrededor y advirtió que estaba solo, en ese momento la mesara se sentó con el, lo miro a los ojos en silencio fúnebre, Emilio saco un cigarrillo y levanto la cabeza para preguntarle “¿Qué me vez?”, a lo que la mesera contesto “Una pena que te esta matando”; los dos jóvenes se miraron, para Emilio fue inevitable no volver a llorar con angustia, eso si, aferrado a la mano de aquella mesera que trataba de entender el dolor de un hombre que se sentó para beber un café solo para llorar.
“Salgo a las 12, si quieres te acompaño a caminar” le dijo la mesara a Emilio, el cual respondió “gracias”. La tarde recién comenzaba, el cielo oscuro como noche seguía en su mismo lugar de siempre, el sol no apareció aquella tarde, la mesera del café se puso una bufanda verde y salio con Emilio a caminar por las frías calles Santiago, ni la lluvia fue capaz de ocultar las lágrimas que aun caían de los ojos de Emilio. “¿Por qué me acompañas?” le pregunto Emilio con su mirada aun pegada en el suelo, “Porque hace algún tiempo, decidí ya no amar más”, Emilio no entendió lo que decía la mesera, levanto su cabeza y le pregunto “¿Por qué?, ¿acaso te sucedió algo?”, la mesera lo miro fijamente a los ojos y respondió con un temeroso si acompañado de un triste llanto. Una bofetada de realidad golpeo a Emilio, los ojos de aquella mesera consternaron su corazón, se sintió tan tonto al llorar por algo con tan poca importancia. Abrazo por la cintura a la mesera como señal de aprecio o de condolencia, quizás para ambos, la mesera lo miró y le pregunto “¿Cuál es tu nombre?”, “Emilio, pero todos me dicen Tepian”, “Yo soy Javiera, y todos me dicen así”. Una sonrisa que escupió vapor se plasmo en las caras de estos jóvenes que iban caminando bajo la lluvia de julio en medio de Avenida Providencia, cuando el reloj marcaba las 5 de la tarde.
La lluvia paró, al igual que las lágrimas de los ojos de Emilio, que a esas alturas ya ni siquiera pensaba en Magdalena, la mesera lo había hecho cambiar su pena por una incógnita, Emilio quiso conocer mejor a su nueva y misteriosa amiga.
“Hace frió, si quieres vamos a mi casa a tomar algo” le dijo Emilio a la mesera la cual respondió con un movimiento afirmativo con su cabeza. A medida que iban caminando Emilio pensaba en lo triste que debía estar Javiera, en lo terrible que debe ser no volver ha amar por algo que paso hace tiempo, aun que Emilio no sabia exactamente lo que lo había pasado.

Al llegar a su casa, Emilio se saca su ropa mojada y prendió la estufa, Javiera se acerco a las fotos que tenia Emilio en la pared, “¿Este eres tú?” le pregunta Javiera apuntando la foto de un niño, “Si, cuando vivía con mis padres”, Javiera lo miro y le dijo que aun conservaba la misma cara.
El hervidor de agua estaba listo, Emilio saco dos tasas y el tarro de café. Javiera se sentó en la alfombra, se sacó se largo abrigo negro, Emilio que llevaba las tasas la miro y pensó en lo hermosa que era Javiera. “¿Te gusta Edith Piaf?”, le pregunto Emilio mientras soplaba su café, “Si, muchísimo” le contesto Javiera con una sonrisa. Por los parlantes de la vieja radio de Emilio comenzó a sonar el tema favorito de Javiera, que sin pensarlo comenzó a cantar en voz baja, Emilio le sonrió y le dijo “Con este tema conocí a Magdalena”.
La tarde comenzaba a morir, la noche caía como juicio en Santiago, la lluvia volvía ha aparecer, el frió que reinaba no era más agudo que la risa de Javiera y Emilio que conversaban de sus vidas, de los poemas de Benedetti, olvidando todas sus penas.
Javiera vio el reloj que Emilio tenia en la pared y vio que eran las 11.33 de la noche, Emilio rápidamente le dijo “Si quieres te puede quedar”, Javiera le dio las gracias mientras prendía un cigarrillo de los tantos que se habían fumado en aquella noche. “¿No crees que es raro como nos conocimos?. Hoy en la mañana lloraba por una mujer y ahora estoy cagao’ de la risa”, le decía Emilio a Javiera, “En realidad yo te conocía de antes”, una extrañada mirada cambio el rostro de Emilio que de inmediato pregunto, “¿De donde me conocías?” el silencio de Javiera no daba pie para sus respuestas, solo pudo decir “Yo también soy comunista”, Emilio la miro a los ojos, se acerco a ella y tomó sus manos “No importa de donde me hallas visto antes, lo importante es que nos conocemos”, Javiera lo abrazo fuertemente botándolo al suelo, al caer ambos rieron fuertemente.
Ya pasada las 2 de la madrugada la conversación cambio de dirección, Javiera miró a Emilio que estaba en silencio mirando a lo infinito de una pared, le dijo “Te voy a contar lo que me paso”, Emilio la miró con atención. Javiera apretó sus manos, se sentó en el sofá, trago saliva y comenzó ha hablar, Emilio escuchaba detalladamente como Javiera contaba su triste historia. Al terminar, Emilio no paraba de llorar, no podía creer que esas cosas pasaran en la vida real, abrazo a Javiera fuertemente, le beso la mejilla y le dijo “No estés triste ¿bueno?”, Javiera solo atino a mirar al suelo.
Al amanecer, Emilio y Javiera dormían juntos en el sofá, tapados con una vieja frazada de color café. Las gotas de lluvia aun caían en la ventana de Emilio que ya despertaba para ordenar un poco y prepararse el desayuno. Tapó cuidadosamente a Javiera, inevitablemente Emilio se quedo parado mirándola, acario su pelo, beso su frente, pensó en lo hermoso que seria estar alado de aquella mujer, se acerco a ella y en voz baja le dijo “Te voy a cuidar para siempre”.
Javiera despertó a los 20 minutos después, Emilio ya tenía el desayuno hecho, conversaron al compás de tostadas con mantequilla y el ruido ensordecedor de la lluvia que golpeaba en los techos de metal aledaños a la casa de Emilio, en ese momento, el reloj marcaba las 9.30 de la mañana.
Emilio miro fijamente a Javiera y sin pensarlo le dijo “Puede sonar precipitado...pero creo que estoy enamorado de ti”, Javiera quedo sorprendida por la declaración de amor de Emilio, un silencio incomodo pasaba lentamente por la casa de Emilio que esperaba pacientemente la respuesta de Javiera. “¿Que me dices?, ¿te atreves a volar conmigo?”, Javiera lo miró y le dijo “No puedo, me gustas, pero no puedo”. Emilio tomó un sorbo de su café, saco un cigarrillo y lo prendió con amargura, fue incapaz de preguntar el por qué de su respuesta.
Javiera tomó sus cosas y se fue, se despidió tiernamente con una sonrisa, dejando a Emilio nuevamente con su pena, fue incapaz de despedirse de Javiera.
Pasaron los días, Emilio nos sabía nada acerca de Javiera, no paraba de pensar en ella, una necesidad de tenerla en los brazos y no soltarla jamás le nació a Emilio el cual, salio corriendo a la cafetería donde trabaja Javiera. Al entrar al café, Emilio vio a Javiera preparando un café de maquina, una sonrisa honesta nació de sus labios, Javiera se alegro al verlo, quiso saltar de alegría, pero no lo quiso demostrar, quizás fue su timidez o porque llevaba en su mano una bandeja con café hirviendo a la mesa de Emilio.
“Aquí esta su café señor” le dijo Javiera a Emilio el cual respondió con una pregunta “¿Has pensado lo que te dije?”, Unos segundos de silencio demoraban la respuesta de Javiera, “si”, Emilio le volvió a preguntar “¿Y sigues pensando igual?”, Javiera suspiro y con un tono de tristeza en su respuesta volvió a repetir si.
Emilio tomo su café en silencio, mirando su reflejo en la ventana de aquel café, quiso llorar pero sus lagrimas no acudieron a su llamado, solamente atino a escribir en una servilleta un breve poema. Al terminar su café, Emilio se levanto y se dirigió donde estaba Javiera, la miró a los ojos y le dijo “Se que te gusto, se que quieres estar conmigo, pero tienes miedo a estar a mi lado...yo acá no pierdo nada, es más, yo lo dejo todo porque te quedes a mi lado, por lo mismo te voy a esperar todo el tiempo que sea necesario para que estés conmigo”, Javiera se acerco y le dijo en voz baja “No quiero que me esperes, no quiero que me ames, no quiero nada, no quiero hacerte lo que alguna vez me hicieron a mi”. Emilio le sonrío, le introdujo la servilleta en el bolsillo de su chaqueta y se retiro de aquel lugar, con una pena aun mayor, escondida con el disfraz de sonrisa.
Pasaron días, semanas y meses, Emilio seguía pensando desorbitadamente en Javiera, como era posible que en tan poco tiempo una mujer le robara el corazón de esa forma, como era posible que una mujer en tan poco tiempo le provocara aquellas sensaciones, ni siquiera Magdalena fue capaz de aquello, Emilio se sintió tristemente feliz.

El invierno ya había acabo, el sol de la primavera alumbraba Santiago y el mes de diciembre acompañada a Emilio que aun seguía pensando en el recuerdo de Javiera, de aquella tarde en donde la conoció y en aquella noche donde se enamoró por primera vez. Mientras cruzaba la calle acompañado de su fiel cigarrillo se percato que la cafetería en donde trabajaba Javiera había cerrado. Una angustia apretó el pecho de Emilio que en ese momento pensó “Nunca más la volveré a ver”.
Siguió caminando a paso lento, en sus ojos se notaba una tristeza enorme, Emilio aun no se convencía que nunca más volvería a ver a Javiera, una frágil y pequeña lagrima corría por la mejilla de Emilio que sintió la necesidad de tomar un café.
Entro a una cafetería que había cerca, ordeno un café cargado sin azúcar, miro a su alrededor y se percato que había una persona al fondo del café, lo cual no le llamo mayormente la atención. Mientras revolvía su café y seguía pensando en Javiera, una persona se sentó al frente de él, levanto su cabeza para ver quien era, su asombro era aun mayor que su pena, la alegría volvía a su corazón, Javiera le sonrió y le dijo “Hola”, Emilio casi no pudo hablar, no podía creer que Javiera estuviese ahí, solamente atino a decirle “¿Dónde has estado?”, Javiera le respondió “Tratando de que el miedo nunca más me separe de ti”, Emilio sonrió al igual que Javiera que le pregunto “¿Aun quieres invitarme a volar contigo?” Emilio le contesto “Te eh estado esperando para hacerlo”. Emilio no aguanto las ganas de besar a Javiera, tomó su mano y la miro fijamente a los ojos “Regálame un beso”, Javiera se rió un poco y le dijo que eso no se pedía, que odiaba las cosas programas.
Al salir del café, Emilio tenía una terrible duda, pensó que quizás Javiera se volvería a ir, por lo mismo le pregunto “¿Te piensas ir de mi lado?” a lo que Javiera contesto “No, esta vez me quedo contigo”, Emilio tomo sutilmente a Javiera por su cintura y la besó, una felicidad hermosa invadió el corazón de Emilio y una sonrisa tímida y tierna nacía de los labios de Javiera. Caminaron juntos, abrazos y enormemente felices, Emilio se detuvo para prender un cigarrillo, miró a Javiera y le pregunto “¿Realmente quieres volar conmigo?”, Javiera le contesto con su hermosa sonrisa “Si, ahora más que nunca quiero aprender a volar”. Emilio la volvió a besar, eso si, con muchísima pasión. Al finalizar el beso un te quiero se escapo de la boca de Javiera, Emilio sonrió y le contesto “Yo igual te quiero, pero mucho”, Javiera se alegro, metió su mano al bolsillo y le mostró la servilla con el poema que Emilio le había escrito “Es quizás por este poema, que me convencí a volar”. Emilio Tomo su mano y siguieron caminando, se perdieron en la multitud delirante de personas que transitaban por aquella calle. Lo último que se supo de ellos es que viajaron recorriendo América Latina, echando a volar todo el amor que se tenían. Es probable que nunca hallan vuelto...y ¿Para que iban a volver?, si ahora, habían aprendido a volar.

viernes, diciembre 15, 2006

Mientras duerme una lepidoptera

Ya es de noche,
Ahora quizás duermes,
Con el peso de tus ojitos
Que te juzga con sueños
De tardes con descansos
Luego de una jornada
Brutal de tos seca y
Estornudos frustrados,
Duermes con la tranquilidad
De saber que viajaras,
Mientras yo me desvelo
Escribiendo y leyendo
Solo para estar un poco
Más cerca de ti,
Para cuidar de tus sueños fugitivos
Que huyen para no ser pesadilla,
Para no ser sueños
Sin concretarse
En la magnitud de tus deseos.

A lo mejor Duermes
Acaramelada de ilusiones,
Despreocupada del poema
Que hoy te escribo
Para darte mis buenas noches
Del único modo que sé,
Duermes tranquila, sin prisas
Sin las leyes hipócritas
De presiones que obstaculizan
La bienvenida de mis versos
Para que puedas dormir sin paz,
O a lo mejor,
Para que puedas soñar
Con el mundo
Que pretendo regalarte
Cuando la historia nos llame.

Esta noche,
Tan calurosa y tan marcada de fiebre
Te pienso así,
Descansando
Soñando sin necesidad de mí,
Soñando con la chinita
Que montas todas las noches
Para viajar sin retorno graso
A la realidad caótica,
Esa que aun no comprende
La gracia de soñar, de volar
En tierras ajenas a estas,
Más agradecidas
Y amables
De nuestro intento de
Sonreír con pureza.

A lo mejor sueñas
Con la sensación de haber pasado
Un día completo
Con este pobre y alegre
Intento de poeta enamorado,
Que no hace más
Que moldear sin arcilla
Los nuevos pulsos de tu corazón,
La nueva sensación de vitalidad
Que tienes cada vez
Que lees unos de los tantos
Poemas que termino escribiéndote
Sin el arrepentimiento
De ver la hora
Y saber que ya se me hizo tarde
Para volverte a pensar.

No logro concentrarme en nada,
Mis ideas se nublan,
Solo pienso en viajar,
Irme lejos para olvidar,
Para recordar, para vivir,
O quizás para dormir contigo,
Pretendo viajar a tu lado,
Tomar tu mano izquierda,
Esa tan firme
Y tan llena de rebeldía
Y llevarte a pasear
Por nuestros montes
Plagados de historias
En donde buscaremos el cielo
Que reclame nuestros
Modestos esfuerzos por cambiar
Todo esto.

Nuestro viaje es el
De los pajaritos
Libres como tú
Sin ataduras de vínculos,
Intento llevarte a volar
Para olvidar las penas,
Los recuerdos
Que caen como bombas
En nuestros corazones
Y nos hacen pesados los días,
Cargados de llantos secos,
De innecesario torrentes
De amarguras
Que no nos sirven
Para construir nuestra propia realidad
Que no es más
Que quererte hasta que deje
De soñar mientras camino.

Ahora que duermes,
Te imagino acostada,
Sin pensar
Que ahora te escribo un poema
Que es solo para ti,
Que lleva tu aroma
En cada letra que invento,
Como mis besos y abrazos
Que te regalo en las tardes
Más calurosas
En la que apoyas tus esfuerzos
En pequeñas caricias
Que me hacen alegrar
Mi extraña vida.

No pretendo obligarte a que me quieras,
No pretendo quererte sin ganas,
No pretendo no enamorarme
De tu risa tan humana,
No me cabe en la cabeza
No regalarte mi ternura constante
En cada segundo que pueda,
Siempre que puedo pienso en ti
Y eso me hace acercarme
Un poco más
Al estado de inconciencia emocional
A la que quiero llegar,
No quiero entender
El por qué te quiero,
No le busco explicaciones
A mis besos y abrazos,
Me dejo llevar
Por el iracundo mar
De caricias que te pueda dar
En la incalculable espera
De nuestro viaje
Que lleve como vanguardia
Un solo sentimiento.

Mientras duermes
Y sueñas con mundos mejores
Te mezclo las palabras precisas,
Las únicas que encuentro útiles
Para darte mis buenas noches,
Para volverte a pensar
Con los globos rojos que lanzas al cielo,
Quizás para ver nuevamente mis ojos
Plasmados en los tuyos,
Te escribo para volver a cuidar tus sueños,
Para imaginar que te llevo en mi mochila
Intentando el rapto perfecto
Sin la necesidad de pagos posteriores
Ya que no te cambio por nada,
Es quizás que te escribo esta noche
Para soñar que estoy a tu lado
Acariciando tu pelito
Y prometiéndote en voz baja
Para que no despiertes,
Que te voy a cuidar
Ya que ahora
Eres mi compañera de sueños,
Viajes y besos.

* Eso si, la Lepidoptera es solo mía !

martes, diciembre 12, 2006

Confesión publica

Con que tipo de palabras
Puedo conjugar o describir
Lo feliz que estoy,
Lo feliz que me haces
Al sentir tus manos combinadas
Con las mías
Cuando me besas sin reparos
Ni demoras escusadas,
Realmente no sé
Que colores se conjugan
Para pintar tú nombre en el cielo
Para que me sirva de sombra
En los días donde el sol
Tortura como nunca
Pero no logra asesinar
Las irremediables ganas
Que tengo de estar a tu lado
Mordiendo el espesor contemplativo
De las películas que me acuerda a ti
Y se me hacen sucumbir
En suspiros y sonrisas
Honestas y amables.

Las mañanas me saben a tus besos,
Por lo mismo me encanta
Saborearlas como caramelos,
Las tardes se vuelven esperas inhumanas,
El cemento de las calles
Mi mejor ruta vertiginosa
Para estar a tu lado,
El cigarrillo de mi boca
Mi acompañante perfecto
Que no se queja
En su muerte humeante,
Cargada de esperas.

¿Como no voy a estar contento?
Si es ahora que sonrió para ti
Con letra mayúscula de amor
Donde me entrego sin ventajas,
Sin atrasos y sin rencores,
El mañana me parece lejano y tosco
Hambriento de lágrimas y penas,
El futuro imparcial y oblicuo
Pero en una construcción
Latente de nuestra realidad,
De nuestra vidas
Que en las tardes se juntan
Para celebrar
Mi bienvenida paciente,
Mortal,
Palpitante de primaveras vagas.

Llegaste como espasmo de violeta,
Te bajaste de una nube
Que no alcance a divisar,
No tenia pensando regalarte mis sentimientos,
Pero ya lo hice
Y lo mejor es que no me arrepiento,
No te alcance a calcular,
No me diste el recado
De tu visita,
Quizás eso es lo que más gusta,
El no programar tu vida ni la mía,
Sino aprender a vivir en una selva
Inmensurable de emociones
En donde tomas mi mano para no perderte
En el intento de cruzarla.

Tu fragilidad táctil,
Tu silencio cuando reposas en mí,
Tu habilidad para reírte
De las cosas más sencillas,
Para llorar sin vergüenza
Y desbordar toda tu ternura
Que me cautiva
Y me hace alegrarme
De poder ser yo
El dueño de tus te quiero
Y de tus labios
Que hoy se vuelven
Mi droga perfecta para elevarme
Fuera de toda esta
Inmensurable realidad
Que nos golpea
Como bombo de estadio,
Como luces que chocan con el sol.

Cuando tomo tus manos
Es imposible no sentir las ganas
De no soltarla jamás,
Cuando reposo en ti
Y mis sueños se escurren como mantequilla
Es cuando más deseo que estés acá
Para mirarte en silencio,
Para tener la imagen perfecta de ti,
Para concretar los ciclos de vidas
Que nos toca
En la racional idea de vivir,
En la alocada carrera
En la que nunca participamos,
Ya que no tenemos prisa para el amor,
Porque es imposible alcanzar a verlo
Cuando nos golpea.

Los cigarrillos,
Los cafés,
Las risas,
Los besos,
El silencio,
Tiene una identidad distinta cuando estás acá
Se vuelven parte de un solo sentimiento
Que desbordar humanidad
Que ni el mejor de los poetas
Logra percibir,
Ni siquiera los osados e intrépidos
Pajaritos que vuelan libre
Logran Apreciar
Lo que hoy yo tengo
Y no quiero perder.

Esta noche
Te puedo confesar
Que soy feliz contigo,
Que al fin comienzo a escribir
Los poemas que más me gustan,
Los que llevan mi inspiración
Plasmados en tus acciones
Como apellido,
Comienzo a soñar con los viajes
Fuera del planeta,
Comienzo a tener tantas cosas,
Eso si,
Siempre a tu lado,
Las velocidades de mis emociones
No las logro medir con reglas,
Ni con calculadoras, ni con calendarios,
Mi cariño extenuante
Es totalmente cualitativo,
Es enormemente enamorado,
Es mi excusa perfecta
Para decirte bajito
Que me gustas
Y mucho,
Aun que no te lo repita
Y te lo grite en la cara.

Nunca pienso en descansar,
Mucho menos si te tengo a mi lado,
No me quiero perder ni un segundo de ti,
Ni los bosques,
Ni los montes,
Ni las olas del mar,
Me causan emoción alguna
Que sustituya las que tú me das.

Honestamente,
Te confieso
Que soy feliz contigo,
No te quiero jurar nada,
Quiero concretar mis palabras,
Mis acciones y mi rebeldía
Tomado de tu mano,
En las noches en que
Solamente te quiero dar mis agasajos
De la única forma que sé,
De la única manera que entiendo
Como expresar mi ternura
Sin caer en regalos baratos.
Honestamente,
Te confieso
Que te extraño cuando no estás,
Por las noches miro a la pared
Buscando una imagen tuya
Para dormir y soñar
Que duermo pensando en ti,
Lejos de todo y nada,
En las inexplotables tierras
De tu corazón
O quizás del mió.

Te confieso con toda franqueza
Que te quiero y mucho.

sábado, diciembre 09, 2006

Ilegalmente Soñador

No sabes cuantos papelitos
Gasto a diario al tratar
De escribirte un poema
Que no caiga en lo trillado
En lo falso,
Ni en lo tonto,
Son noches enteras
En las que te intento describir
Tus ojitos tan llenos de vida,
Redondos y tiernos,
Son tardes de colores
Las que pinto
Para inspirarme en ti,
Son mañanas calidad
Las que te acompañan
En tu viaje sin retorno
A tu rutina melancólica.

No te veo,
Sin embargo te imagino
En el mundo que hacemos
Ese en secreto,
Silencioso,
Sin bienvenidas tontas
Sino que con versos
Que te hacen sentir apreciada,
Quizás importante,
Por que es así como te quiero,
Por que eres especial para mí,
Porque no te amo a lo común,
Quizás es por eso
Que no te puedo decir mi amor,
Mi vida, mi sol,
Porque eres más que eso,
Eres mi razón de soñar,
Mi razón del por qué
Intento cambiar el mundo
Sin que me cambie a mí,
Te quiero como solo
Te puedo querer a ti,
Porque eres única
Y lo mejor de todo
Es que te pienso
Como si fueses mía,
Por lo mismo hago fiesta
Cuando oigo tu risa estallar,
Cuando lanzas estrellas
Por tus ojos,
Incluso las esquinas
Donde las sombras
Vuelven a tener valor
Aplauden tu aparecer
Tan provisto de alegrías
Tan silencioso,
Tan lleno de ti,
Autentica y hermosa.

¿Y como no vas hacer importante para mi?,
Si eres la dueña de mis poemas,
Mi inspiración permanente
Para dedicarte mil versos,
Mil canciones,
Miles de sueños,
Millones de viajes,
Sin cansarme,
Que suspiro sin ver tus ojitos
Que me río bajito
Para no ser descubierto
En nuestro mundo
Tan golpeado por el de otros,
Tan envidiado por el resto
Que aun no vive la irrealidad
De nosotros,
Por lo mismo
No comprende nuestra locura
Que no es más que vivir.

Aun que no lo sepas
Siempre estoy acá,
Listo para ti,
Nunca me canso de escribirte,
Estoy en la espera permanente
De que me des tu mano
Y me lleves donde tu quieras
Allá donde no conozcas a nadie
Y logremos llorar o reír
Pero al fin juntos,
Para revolcarnos en nuestro amor
Y no ocultarlo jamás.

Disfrutemos la irrealidad,
No le busquemos lógica
Al mundo que construimos
Constantemente en nuestras
Cortas conversaciones
Tan llenas de alegrías para ti,
Disfruta sin cuestionar,
Ríe sin necesidad de un chiste,
Bésame sin la profecía
De sentirte obligada
Por regalarte mi vida,
Cierra los ojos,
Que hoy día te propongo volar
Sin alas ni nada,
Solamente volar
Como tú lo sabes hacer,
Por que ahora me convenzo
Que puedes volar
Pero aun le tienes miedo,
Por eso te quedas
En este mundo tan feo
Pero al menos,
Intentas huir nadando
En los mares interminables
Que te hago para estar juntos.

Cuando desapareces muero
Terriblemente me desangro
Sin lágrimas, sin penas
Solo sangro por dentro,
No articulo palabra alguna,
Los cigarrillos se me hacen pocos,
Las palabras torpes,
Las ganas de correr y abrazarte
Me las guardo,
Quizás porque no sé correr
O quizás porque no sé donde estás,
Por lo mismo trato de no dormir
Para pensar en ti,
Para no desconectarme de ti,
No vuelvo a la realidad
Al caer nuestra conversación
Tan carente de emociones táctiles,
No pertenezco a la realidad,
Soy ilegalmente soñador,
Por lo mismo me quedo acá
Esperando a que llegues,
Escribiendo poemas, fumando,
Para ver cuando tomas tus maletas
Y emprendes el viaje junto a mí
Hacia donde ni el sol nos toque,
Huyamos del aburrimiento,
Hagamos que todo valga la pena
Sin la necesidad de tener que esperar
Que aparezca un angelito
Para hacerte sentir feliz,
Importante
O quizás especial,
Ahora te digo
Que estoy yo para hacerte feliz
Todos los días que pueda,
Déjame intentar darte motivos
Para vivir, pero junto a mi,
Déjame convencerte que hoy
Podemos besarnos sin conocernos
Sin tocarnos, sin vernos
Solo besarnos como tú me besas,
No le temas al futuro,
No le temas a lo que no haz hecho,
No le temas a nada
Que en este viaje
Decidí cuidarte para siempre
Porque ahora eres mía
Sin contrato ni papel de por medio,
Solo eres mía
Porque yo soy tuyo,
Y así nos comprendemos,
Eso si,
Cuando no lo logre
O te aburras de viajar,
Despertemos de este viaje
Para estar nuevamente separados
En la realidad que tanto odiamos
Pisando mierda,
Sentados frente al computador,
Extrañando aquellos tiempos
En los que pudimos volar
Tan lejos de todo esto.

jueves, diciembre 07, 2006

Secreta tarde

El sol entraba por la ventana, despacio, amarillo, con algo de abulia en sus rayos que proporciona un calor de mierda y una luz muy especial que iluminaban los ojitos de aquella mujer que me miraban tiernamente mientras me preparaba para almorzar. Recuerdo que mientras Revolvía los tallarines con salsa blanca, un pequeño perrito intrépido, mordía mis pies para luego acostarse a dormir y descansar de su rutinaria y joven vida. Comí rápidamente, tenía un hambre acumulado de hace ya dos días de largas noches sin dormir, sin embargo ese no fue motivo para darle las explicaciones del por qué vivía y me negaba a caer en vidas pasajeras plasmadas de rutinas. Al terminar de almorzar, fúmanos y escuchamos música, al compás delirantes de nuestras conversaciones de vidas pasadas, de sueños, de juergas y cuantas cosas más, mientras se limpiaba el rojo a frutilla que tenia impregnado en sus dedos; realmente ni el sueño, ni el calor, ni la presión del trabajo para mañana de geografía me hacían despegarme de ella, de sus ojitos redondos y amables, de su sonrisa tan llena de emociones vivas y latentes que me hacían perderme en los sueños más irreales de las tardes de diciembre, en las cuales nunca estuve tan fuera de este mundo. Como ya es mi costumbre, nunca me podía quedar quieto en un solo lugar, me paraba, me volvía a sentar, fumaba, caminaba y hacia las típicos movimientos que la gente me dice que pare de hacer.
Recuerdo que ella tomo una bolsa de nostalgias, me mostró su historia descrita en pequeños papeles de colores, con promesas lanzadas al aire, le sonreí el hecho de que las guardara por tanto tiempo, le conté que yo nunca guardaba cosas, quizás las más importantes, como medida irremediable para recordar que alguna vez hubo gente que me aprecio sin necesidad de la amabilidad hipócrita.
La tarde pasaba lentamente, mientras por la ventana, se podía observar a los árboles moverse con el viento de primavera; realmente tuve una extraña sensación de tranquilidad, me olvide por un momento de todo, pare el mundo solo para que estar un segundo con aquella mujer, que observaba a sus primas como jugaban con el perrito, que había despertado recién por la inminente irrupción de la niñez.
La vi caminar, desplazándose hacia mi, en ese momento pensé “Puta que es linda esta mina”, fue justo ahí, cuando me termine de convencer que me gustaba, pero que gustaba todo de ella, que la quería enserio. El corazón se me apretó al pecho, mis ojos no parpadeaban, quizás como un esfuerzo para no perderme un segundo de ella, sonreí de felicidad, no podía creer que estuviera a mi lado, una mujer que me diera tales sensaciones en tan poco tiempo, en un espacio tan reducido, en una tarde tan tranquila como aquella, en la que volví a reencontrarme con la parte de mi, que aun no conozco.
El jugo nos parecía eterno, Julieta Venegas sonaba por tercera vez, un silencio profundo entró por la ventana, pero no acallo las ganas de mostrarme su mundo, por lo mismo, la miraba con ojos de aprendiz, dispuesto a entender su vida, para concretar la formula precisa para combinar nuestros colores de vida en uno solo.
Cuando el sol decidió acostarse, prendí un cigarro y coloque a Edith Piaf, para acordarme de aquel sueño que tuve, ella con paso ligero llego a sentar a mi lado con una foto de alguna navidad pasada en sus manos. El suelo funciono como el mejor de los sofás. Me hablaba de todo, menos de lo que sentía, en ese momento no la pude juzgar, solo atine a mirarla y oírla, quizás como terapia para mi irremediable vida tan llena de emociones de aquel momento, en que pensé, en que no quería que aquella tarde muriera nunca, me daba miedo incluso ver el reloj y darme cuenta que el sueño de un día debía terminar.
Tuve que sentenciar la tarde tomando mi gorro y mi mochila, emprendimos camino al paradero de la micro, fue en ese momento que la quise besar como nadie la ha besado y decirle al oído ese te quiero eterno que espera en la fila de los impacientes, tomar su mano y no soltarla jamás, recitarle los muchos poemas que llevan su nombre como punto final, o simplemente invitarla a viajar y soñar en el mundo que le pinto todos los días en la que la pienso. Un simple beso en la mejilla daba por concluida una tarde especial e inolvidable con ella. Santiago lo sentí tan vació cuando ya estaba en la micro, con la soledad de copiloto, sacando el librito rojo de mi mochila, el cual no pude entender, porque solo tenia en la cabeza, su carita y su risa tan llena de humanidad, que me hacia sonreír solo en mi largo camino a casa, en donde fue inevitable no dormir pensando en ella.

* ¿Cuando se repite? ... Gracias por el almuerzo !

miércoles, diciembre 06, 2006

Te propongo un trato

Te propongo un trato,
Te cambio mil poemas
Por una chinita de tus sueños,
Con alas gigantescas
Para construirte
Mis anhelos con sus alitas
Y dibujar en el cielo
Los planetas que nunca
Te e dibujado
Y que aun te debo,
Como aquel beso de buen día
Y el café que aun no nos bebemos
O ese cigarrillo nervioso
Que se hace humo
De tanto esperar.

Esta noche me acompaña
Mi fiel café colombiano
Solo para esperar
A que despiertes
Para cambiarte
Los mil poemas
Por tu chinita de los sueños,
Cambiarte flores hurtadas
De la casa de la esquina
O simplemente cambiarte
Mis ganas de que estés acá,
Acompañándome,
En mi larga espera a que despiertes,
Para cambiarte mis poemas
Por tu chinita pintada de sueños.

Se me hace inmensamente
Larga la noche,
Casi no pienso en morir,
Fumo y miro
Estrellas a lo lejos
Con mi ilusión de niñez
De ver algún día
Un asteroide naranjo
Con un niño arriba
Cantando mis poemas
O tal vez prestándome
Su asteroide,
Para sacarte a pasear
Pero no en este mundo
Sino en otro,
En el que quieras estar
Donde estemos solo los dos
En un infinito golpe de risa
En donde pueda construirte
Sin permisos
El perfecto verso que te prometí
Para volar como pajaritos libres,
Para nunca quedarnos quietos,
Porque vamos aprender a vivir
En nuestro eternos sueños
E inventar las alas
Para nuestro largo vuelo.

Te propongo un trato
Pero esta vez le quito reglas
Y le pongo sentimientos,
Espero que los mil poemas
Que te voy a cambiar
No te los tenga que escribir
Sino te los tenga que besar
Para que los leas
Donde quiera que estén,
Para que los recites
Sin necesidad de estar ahí,
Ya que pretendo estar
Naufragando en tu sonrisa
Amplia y serena
Que hoy me hace
Tener la idea
De cambiar mis palabras
Por tus sueños nocturnos.

Quizás te resulte difícil
Cambiar tu chinita acariciada de sueños,
Por mis torpes poemas
Cargados de nicotina,
Pero casi no me queda nada
Para cambiarte,
Salvo mis infinitos te quiero
O mis motivaciones para escribirte,
Mis sueños los construyo
Pero son para los dos,
No tengo dinero,
No tengo castillos
Que ofrecerte
Para vivir en la falsedad,
Pero tengo toda una vida
Para que volemos,
Con o sin chinita
Pero volar juntos hasta
Donde no podamos descansar
De nosotros.

Te prometo no escribir
Poemas burdos o copiados,
De tristezas o amarguras,
Mi inspiración ahora
Se centra en ti,
Al menos intento ser honesto,
Como mis sentimientos
Que se apoderan de las letras
Que hoy te formulo
Para crear
El primer poema que intentare
Cambiarte,
Para hacerme un poquito
Hacia ti.

Mientras duermes
Sin pensar en mañanas
Vestidos de multitudes,
Intento cuidar tu respiración,
Para que nunca te falte
Y no te ahogue el desaire,
Cuido tu sonrisa
Para que nadie me la robe,
Intento estirar mi mano
Para acariciar tu pelito
Y duermas más tranquila,
Ya que esta noche
Te cuido entera,
Porque esta vez
Te propongo un trato
No del común y corriente,
De esos pasajeros
Con retorno fácil
A lo rutinario,
Sino un trato más humilde,
Un trato que será nuestro,
En silencio y coqueto,
Te cambio un trozo de historias
Por un trozo de tus sueños,
Para cubrirme de ellos
Y caminar a pleno sol
Y no queme la piel
Con envidias burdas.

Por esta noche,
Déjame soñar contigo,
Permite colarme en tus sueños,
En tu necesidad de tenerme,
En tus caprichos tan tiernos,
En tu vida después de la vida,
Por esta noche,
Déjame escribirte el primer poema
De los tantos que te haré,
Para que no te aburras de mí,
Para que ilumines
El lado oscuro de mi alma,
Que aun no te desnuda,
Permíteme que te cuestione
Para no conocerte jamás
Y hacer de tus sueños
Aun más profundos que los míos,
Ilusionarme con tus aventuras,
Vivir mis días
Aferrado a tus incrédulos dedos,
Que me dejaran partir
El día que nos llame
La historia.

Probablemente no compartes
Mi forma de ver la vida,
De pensarte,
De actuar,
De morir,
Quizás no aceptes el trato
Que esta noche te propongo,
Pero da igual,
De todas formas
Te haré miles de poemas
Porque no hago otra cosa
Que escribir en mis pasos
Los versos más cautelosos,
Para dedicártelos
Y tatuártelos en los brazos
Para que nunca se te borren,
Ni caigan en la desesperación
Del olvido.

Esta noche te propongo
El trato más humano
Que conozco,
Te cambio este poema
Por un beso,
De esos suaves y eternos
Que aun me debes,
Te propongo cambiar
Tu vida pasajera
Por una vida de vuelo,
De sueños, de sonrisas,
Exterminar el aburrimiento
Y reír sin tapujos previos,
Te propongo esta noche
Cambiarte mil poemas
Pero ya no por tu chinita
De tus sueños,
Sino por tu
Abrazo irremediable
Que me ampare de la soledad
Que hoy siento
En la espera de tu despertar,
Te propongo que te quedes conmigo
Te propongo estar acá,
Para pensarte como quiero,
Para nunca prometerte
Lo que no haré,
Esta noche te propongo
Miles de cosas,
Pero todas a tu lado,
Esta noche te ofrezco este trato,
¿Aceptas?

domingo, diciembre 03, 2006

Quédate conmigo

Ya no recuerdo el día
En el que te salude,
Y poco importa
Si ahora nos conocemos,
Nos hablamos y nos vemos
En tertulias sólidas
De colores escurridizos
En donde las noches
Se me hacen eternas contigo
Entre las risas y los cigarros
Que desgasto a tu lado.

Realmente
Ya no sé que escribirte,
Pero al menos lo intento
Quizás es un esfuerzo torpe
Porque me comprendas
Y me tomes en cuenta
Cuando moldeas tu vida
Sin usar el futuro de uslero
De latir el corazón
Como tambor de guerra sacra.

Horas, fechas, tardes
Pasan sin ruidos
Sin fiestas ni alegorías,
No le tomo importancia
A lo que nos prepara
El ritmo turbio de vivir.

Intento escribir un poema
Quizás con la excusa
Para que puedas tener algo mió
Para secar tus lágrimas penosas
Cuando deba irme
Y ya no me tengas contigo
Aun que nunca lo estuve,
Quizás te escribo el poema
Para tener yo algo tuyo
Y morir recitándolo
Mientras caminamos
Por lados distintos de la vida
O cuando la muerte
Toque la puerta
De despedida imprecisa.

Un día te dije que me encantabas
Y es cierto,
Pero no sé como encantarte yo
Como hacer para que florezcan en ti
Los sentimientos más impuros
Tiernos y tibios para mí,
Quizás necesito
Esperar más primaveras
Para contentarte
Y al final sucumbir
En tus brazos justos
Que me llaman a tomar
Rumbos opuestos
A la vida,
A la muerte,
A la vida con muerte,
Finalmente a nada.

Mi reloj se detiene cuando
Decido esperarte
En nuestra irrealidad de vidas,
Mi sonrisa se aloca
Cuando al final te apareces
Y nos saludamos
Como dos personas
Que solamente se encuentran
Sin mayor emoción,
Que mentiroso soy
Pero mis emociones
Las guardo para no ser descubierto,
No le temo a llorar,
Ni a la pena,
Ni al dolor más grave,
Le temo a no tenerte
A no poder mirar la imagen perfecta
Que dibujo para ti,
En los tiempo más caóticos
De Diciembre,
En donde descansa
En la espera incansable
De morir en el mar de días
Que no me propongo vivir.

Me dijiste que tienes periodos
Para administrar el corazón,
Y yo no te los entendí
No amas por ahora,
No vives emociones del alma
Y yo no las entendí
Pero no me arrepiento
Los cursos de amar los dejo
Para aprender a quererte
Del único como que no conozco,
La casa donde vivir la dejo,
Mi lugar en el mundo,
Lo regalo a nadie,
No quiero tener nada
Que me une a la realidad
Solo quiero vivir aquí
Pero contigo a mi lado
Sin aburrirnos,
Sin lágrimas,
No dejemos que nuestro mundo
Se inunde por penas lejanas
Solamente te propongo
Que corras
Tan lejos que nadie te interrumpa
Que nadie despierte tu sueño de correr
Yo te cuido mientras viajamos
Despiertos, atentos
Porque como ves
Yo te soy honesto.

Quizás aun no me entiendes
Y eso me gusta
Porque yo tampoco me entiendo,
Cuando me comprendas
Ya no será divertido que estemos juntos
En este viaje tan largo
Tan sonámbulo,
En donde
Ya no propongo raptos
Ahora apelo a ti
A tu imaginación
A tu niñez que llevas por ropa
Corramos, viajemos, vivamos
Que más da donde sea
No mires para atrás,
No uses los recuerdos malos
De brújulas para volar.

Honestamente llevo
Muchos poemas escritos
Miles de hojas arrugadas en el suelo
Y todavía no encuentro la palabra
Que me haga rimar tus ojos
Los que veo permanentemente
En tu alma,
En tus acciones,
En tu risa,
No sé donde sacar inspiración
Cuando no estás acá
Y yo te tengo que escribir a ciegas
Sin pena ni nostalgias
Solo con recuerdos secos
Que no contribuyen a mi alegría,
Que difícil me resulta
Pensarte en girasoles
Cuando la noche cae sobre mí
Y me deja solo en blanco
Sin imaginación,
Sin nubes,
Sin nada,
Solo recuerdos secos de ti.
¿Cuando decidiste no amarme?,
¿Cuando decidiste no llorar?,
¿Por qué te quedaste impávida
Esperando que las penas
Corran por las rutas
Que hacemos para viajar?,
No comprendo porque no estas
Pero comprendo porque te vas
Es difícil mezclar mi vida con la tuya
Pero no es imposible pensarnos
En los sueños,
Quizás por eso no me gusta dormir
Y prefiero soñar despierto
Sin ataduras de almohadas,
Sin ronquidos testarudos.

Honestamente ya no sé que escribirte
Ya no sé como proponerte soñar
Solo sé
Que este día te dedico un poema
Que no es más
Que el resultado
De noches sin dormir,
De noches con cigarros
Tratando de juntar
Las palabras precisas para decirte
Quédate conmigo.

Aquella noche sin respuesta

Tus ojitos
Se despidieron de mí
Aquella noche
Tan extraña y parcial,
Donde tomé tu mano
Pero fue invisible,
No me di cuenta antes
De tu negativa reciproca
O quizas no me quise convencer
De tu miedo a volar,
Al menos no junto a mí,
No me di cuenta
De que tu corazón
Nunca busco el mió.

Mis ilusiones cayeron,
Se rompieron como
Vasos de vidrios
Sin nada adentro,
Mi mascara de alegría
Me la saque
Aquella noche,
Para no colocarme nada,
Para que mi pena
Viera la noche
Tan plagada de lluvias,
Después de tanto tiempo
Sin aparecer.

Te pedí respuesta
A los tantos poemas
Que siempre te escribo
En las noches más eternas
En las que te pienso para mi,
Te pregunté si
Aceptaste el trato
Noctámbulo que te propuse,
El silencio corría despiadado
Por nuestro lado,
Ni la niña Que jugaba
A nuestro alrededor
Quiso oír
La respuesta silenciosa
Que me ofreciste
Aquella noche
Tan cargada de olvidos
Y adioses permanentes.

Las personas sin locura
Chocaron conmigo,
Se palidecieron
Con mis triste sonrisa,
Con mi falsa risa,
El viento que movió
Tu pelito
No quiso ser testigo
De cómo mis ganas
De besarte
Las tuve que guardar
Luego de fumar
Y observar el suelo
Con esa pena que ya sentía
Y asesinaba mi corazón.

Los viajes,
Los sueños,
Las alegrías por ti,
Las deje enterradas
En aquella noche,
En donde te levantaste
Pensativa, cansada,
Sin mí,
El suelo guardo
Celosamente
Mis pensamientos
Para dejarme caminar
Sin mi mochila de emociones
Que cargue para ese día.

Se hizo tarde,
No me mirabas,
No me hablabas,
No quisiste besarme,
Tuve que darle funeral
A mis ansias de ti,
Dejarles flores
Con olor a pena
A mi torpe reloj
Que sirvió de ahuyentador
De mis lágrimas
En aquella noche,
En la que
Los segundos y los minutos,
Resultaron ser
Estrellas a lo lejos,
Tan lejos que nunca los vi,
Como aquel si
Que espere
De respuesta
A la interrogante
De mis poemas,
Que ahora me resultan
Tan triste,
Tan melancólicos
De días sin sabor
A tus labios.

Soñé que eras mía,
Pensé que tú linda sonrisa
La podía guardar
En lo profundo de la mía,
Pensé que tu mano
No la soltaría jamás
Y me aferraría a ella
Cada vez
Que me siguiera la muerte
Para arrancarme de ti.

Ese adiós tan profundo
A fuera del metro,
Me dejo ladrando carnes,
Alma, sangre,
Me dejo tragando veneno
Amargo y sin prisas,
Me dejo
Desnudo de emociones,
Caminando por inercia
Para llegar a casa
Para escribirte
Quizás,
El primer poema
Sin viajes,
Sin sueños,
Sino que con expiación,
Para ponerle el punto final
A estos versos
Pintado de pena
Que te escribí
Aquella noche
Sin luces,
Donde me diste
Tu respuesta
Tan llena de noches.