lunes, enero 22, 2007

Un café con memoria

El cigarrillo que sostenía en mi mano izquierda todavía seguía humeando un poco demostrando así su muerte casi planeada en mis resecos labios, en mis largos y delgados dedos. Calamaro por su parte cantaba con su precisa voz de pena una canción que me generaba en el alma aun más pena y acompañaba un par de lagrimas que huían a toda velocidad por mis mejillas, mi casa estaba vacía; no había ni un testigo que observara el derrumbe de emociones que apretaban mi pecho y no me dejaba respirar correctamente, la tarde era casi perfecta ya que no hacia ni calor ni frío, el sol se había ocultado entre las nubes para regalarme un espectáculo de sombras que formaban las flores que están en la mesa de centro, imaginaba miles de cosas, incluso creo haber visto un perro mirando a la carnicería con la lengua afuera, lamentablemente sopló un poco de viento que entró por la ventana y desarmo esa linda ilusión que me daban las sombras, en la calle los autos pasaban paulatinamente con calma anticipada, sin embargo no pasan desapercibidos para mis oídos, los niños jugaban en el pequeño patio que tienen para alegrarse y acribillarse a pelotazos y mi sillón de costumbre me esperaba tranquilo para que me sentara en él para reposar mis pupilas o tal vez para pensar en nada y calmar mi desconsolada tarde de penas junto a Calamaro.
Me senté en el sillón con algo de reparo, inquieto, fumando, pensando, observando las figuras que hacia el humo cuando lo expulsaba de mi boca en forma de argollas, de vez en cuando tarareaba la música que sonaba desde los parlantes de mi computador acompañado por el frenético movimiento de mi pie derecho que intentaba seguir el ritmo de la canción, mi vecina, la del tercer piso, volvía a tocar el piano y su marido el músico, la acompañaba con la guitarra mientras que mi otro vecino, el homosexual, se apoyaba en el marco de la ventana para fumar y saludarme a lo lejos con una simpática sonrisa, la cual respondí con un movimiento de mano un tanto desanimado. Fue extraño, pero en ese preciso momento sentí que el silencio de todo entraba por mis tímpanos, en ese momento pensé que el mundo se había detenido para verme sentado en el sillón de mi casa, para acompañarme con un cigarrillo, darme un abrazo o solamente para quedarse conmigo.
Me agarraba la cabeza, me despeinaba el pelo, suspiraba hondo, volvía a prender otro cigarrillo con los regazos de humanidad que le quedaban al anterior, bebía agua, tiraba las cenizas en una pequeña tapita roja de bebida, miraba las flores que habían en la mesa de centro, ya no les encontraba forma alguna a las sombras, me miraba las heridas de mi mano, intentaba volver a mover los dedos con mayor destreza, todo era un calvario, las penas caían como lluvia en primavera sobre mis hombros, inevitablemente me puse a pensar en todas las cosas que me han pasado en la vida, me remonte con mi memoria en un viaje hacia mi niñez, desde que jugaba solo en el patio de mi antigua casa en Pudahuel agarrando a pelotazos la muralla y esperando que alguien me prestara atención, desde mi primera pelea con otro niño (Creo que fue con care raja), cuando mi hermano me enseñaba todas las cosas que sé, recordaba el colegio en los días de sol tipo cinco de la tarde cuando tenia que esperar casi hora y media para encontrarme con a mí hermano e irnos a la casa pateando un lata de jurel, que por cierto una vez me llego en la cabeza. Inevitablemente una tímida sonrisa alumbro mi cara pero tan solo un par de segundos.
No se bien que pretendía al pensar y recordar tantas cosas, probablemente darme cuenta en que momento fue que empecé a crecer; se me vinieron a la mente tantos recuerdos, tantas alegrías, tantas penas, nombres de mujeres, amigos, heridas, las interminables colas del consultorio para ir a buscar la leche en polvo, no sé, un bombardeo de recuerdos acribillaron mi memoria.
Volví a pestañar ya que me ardían un poco los ojos, prendí un cigarrillo y apoye la espalda en mi cómodo sillón, quería volver a pensar en mi infancia pero no pude, un trance de mierda no me dejaba acordarme de mi vida, me frustre un poco, le di una piteada a mi cigarrillo, al sentir el humo pasaba y quemaba mi garganta pensé en Pabla, una calma extraña lleno mi ser de tranquilidad pero a la vez una necesidad de tenerla entre mis brazos nació de mi pecho, de mi alma, de mis labios, de todo. Bote con algo de angustia el humo de mi boca acompañado de un “Puta que la extraño”, pero era más bien un “Puta que la necesito”.
Me prepare un café en la cocina, por lo general siempre me han gustado dos cosas cuando estoy ahí, primero, ver el color del café al disolverse en el agua caliente para que luego revivan unas pequeñas burbujitas que salen a la superficie pidiendo auxilio o quizás para que le presten alguna atención, y segundo, me gusta estar en la cocina porque es un rincón tranquilo dentro de la totalidad de caos que existe, al menos en mi casa; ahí es donde me siento en el suelo, fumo y bebo café mirando la puerta con sus vidrios un tanto sucios pero que no opacan la luz radiante que entra a saludarme.
Revolvía mi café intentado no golpear la cuchara con los bordes de la taza, sople suavemente para no quemarme, finalmente me senté en el suelo para seguir pensando. “Pabla, que linda es la Pabla”, me decía a mi mismo con una sonrisa cómplice que brotaba de mis labios, intrínsicamente me acorde de nuestro primer beso tan cargado de esperas y challa, de cuando entrelacé mis dedos con los suyos y caminamos en la oscuridad de una calle, de las tantas alegrías que me regala, de cuando me invito a comer a su casa y me di cuenta que me encantaba, de una noche que estábamos tomando once con su mamá y ella salio al patio a ver a su perrito, yo la miraba hipnotizado desde mi asiento y no podía despegar mi mirada de sus gestos, de voz, de su carita, de su pelito, de todo, recuerdo que en ese momento pensé “Que afortunado seria si Pabla me acompañara a volar” ya que en ese tiempo Pabla me gustaba o más bien, me encantaba. Recordé cuando se ríe y sus ojitos se iluminan de una forma tan especial y tierna, de cuando reposa en mi pecho y ella sin saberlo recibe mis más honestazas emociones y sentimientos que combino para dárselas con un beso y una caricia en su pelito, de cuando fuimos al jardín Japonés y me besaba con tanto cariño que casi exploto de felicidad, de cuando la miraba a escondidas en la mitad de sus sueños y le prometía cuidarla y quererla, de cuando nos besamos sin vergüenzas, sin tiempos, ni espacios, ni nada, cuando estamos solo ella y yo. Recordé tantas cosas que casi no había espacio en mi mente para volver a llorar, solo estaba Pabla, para alegrar mi tarde, para darle un sabor más dulce a mi café, para que el aroma de mi fiel cigarrillo me acercara más a ella.
Mi café seguía caliente, cada sorbo que le daba ameritaba un soplido para enfriarlo, mi cigarrillo aun seguía estacionado en el cenicero y yo me sentí extrañamente feliz y tranquilo, al menos hasta que volvió a sonar el teléfono que no quise contestar, ya que esa tarde quise borrar mis penas, mis nostalgias, mis lagrimas y mis recuerdos para estar solo con Pabla, en el mundo perfecto que siempre le comento en mis poemas.

* Para la cabra pesá más linda de este mundo.

sábado, enero 20, 2007

Compañero de penas

Iba caminado por al medio de la calle, observando el suelo con la mirada perdida al igual que la luna que nunca la vi aquella noche. Pensaba en todas las lagrimas que e derrochado en todo el día, en la pena de mierda que no me dejaba estar tranquilo, en las canciones de despedida que cantábamos melancólicos mientras bajan a mi amigo a su escondite permanente, en los abrazos que me di con mucha gente al tener la certeza que nunca más lo vería, pensaba en lo terrible de todo, en la espera angustiante en el metro, en cuantas cuadras corrí como un delincuente en fuga para llegar a la hora a encontrarme con Pabla, en como me secaba apuradamente las lagrimas en la puerta de la casa de Pabla para que no se diera cuenta que había llorado todo el día, en como fui capaz de ocultar mi pena tanto tiempo, honestamente iba pensando en muchas cosas, pero finalmente una lo resumía todo, pensaba en todas las penas acumuladas que había tenido, fueron tantas que no pude soportarlas más y las expulse en lagrimas, lamentablemente fue en el momento menos apropiado, justamente cuando tenia que estar con Pabla y nadie; más me desborde de penas.
Algunos autos me iluminaban y me tocaban la bocina varias veces, para luego sacar la cabeza por la ventana y gritarme algún que otro improperio que ni siquiera les daba respuesta. Yo seguía mi paso, lento, con pena, no paraba de pensar en todas las cosas que me habían pasado en el transcurso del día, casi no tenía noción del tiempo ni del lugar en que estaba; de mis ojos, solo brotaban lagrimas saladas con tintes de angustia que me hacían volver a llorar y sentirme cada vez más solo. No sé porque motivo me detuve, me senté en una especie de plaza inhabilitada para las personas, recogí un cigarrillo del suelo que estaba a medias y lo prendí con cautela, apoye mi cabeza en mis rodillas para no volver a pensar, pero era casi imposible no hacerlo, veía como mis lagrimas se suicidaban al caer al suelo mientras yo volvía a cerrar los ojos para intentar respirar. Tres jóvenes casi de mi edad se me acercaron y me pidieron fuego, les pregunte donde podía tomar micro hacia la alameda, me miraron extrañados, el más alto de ellos se sentó a mi lado y me ofreció un trago de cerveza, me pregunto que me pasaba, ya que tenia unos ojos de mierda, la novia de él se me acerco y me paso un pañuelo desechable, la mire y le sonríe con un gracias de por medio. No fui capaz de contarles todo lo que me había ocurrido, explicarles el por qué de mis lágrimas, supongo que mi pena era suficiente respuesta. Se despidieron dejándome una lata de cerveza en mi mano, los escuche decir que iban dos cuadras más adentro tomando el grifo como referencia, que había un cumpleaños de no sé quien, si quería los acompañaba, los mire a lo lejos, volví a quedarme en silencio al mismo tiempo que abría la cerveza para tomarla de un sorbo, amargo, nostálgico y triste, quizás como excusa para brindar en memoria de mi amigo ya muerto o para olvidar la discusión tan absurda que tuve con Pabla por mi culpa.
Me paré de mi banca verde y seguí mi paso lento, con mi mano izquierda intentaba secar las lagrimas de mi cara, las luces de los postes y de los autos me encandilaban, casi no me dejaban ver bien a donde iba, honestamente tampoco me importaba mucho a donde iba, solo tenia en la cabeza dos nombres, dos personas y una pena casi similar. Al llegar a una esquina diviso una estación de metro, me acerco para ver el nombre de la estación y ubicarme un poco, “Plaza Egaña” decía el cartelito, “Puta madre” me dije para mis adentros, ya que no sabia que micro tomar o más bien donde tomarla, suspire hondo y seguí caminando, a lo lejos divise un par de micros que pasaban, me acerque a esa esquina para ver si una me servia, para mi sorpresa ninguna iba para donde realmente no quería estar. Me senté en el paradero totalmente desolado, alguno que otro auto pasaba sin apuro y con una música de mierda que no me dejaba pensar. Cerré los ojos por un instante, pensé en devolverme a la casa donde estaba Pabla, conversar con ella y decirle cuanto la quería, probablemente porque lo pensé es que no fui donde ella, a morir en sus brazos eternos, a pedirle un beso con risas, a mirar sus ojitos que tanto me enamoran, a invitarla a volar conmigo e irnos lejos. Volví a llorar, pero esta vez de una forma terrible, cruda, solitaria y desconsolada.
Un sujeto que ya había visto anteriormente se me acerco por la espalda, al ver su sombra acercándose me paré raudo pensando que me quería asaltar o peor aun, golpear, no espere a que me preguntara nada, me lanzo contra él golpeándolo con mi pie derecho en su estomago, el tipo cae al pasto y me doy cuenta que es un sujeto gordo, de unos 22 años, con lentes gruesos y pelo largo, yo esperaba su reacción, me movía de un lado a otro, el tipo me miro y comenzó a llorar suavemente, sobándose el estomago por la tremenda patada que le había propinado, me acerque con algo de recelo donde él, le pregunte si estaba bien, sus ojos tenían una expresión de miedo terrible, honestamente me sentí aun peor. Le pedí disculpas mientras lo ayudaba a pararse, me miró poniéndose sus lentes y buscando algunas monedas que se le habían caído, al verme me dijo “Perdona, te vi llorando y pensé que podrías necesitar ayuda”, Con esas breves frases el sujeto se volvió mi compañero de penas en esta noche tan llena de amarguras. Le di la mano y le dije mi nombre (no el real al menos), el sujeto se sentó a mi lado, me ofreció un cigarro, me pregunto que me había pasado en la mano derecha y con esa simple pregunta nos pusimos a conversar mientras los dos esperábamos la micro para la Alameda. “Puta madre, esta mierda que no pasa!”, le decía en voz de enfado mientras escupía al suelo, Andrés mi miró y me dijo “¿Tai’ muy apurao?, ¿Por qué no mejor buscamos un bar y tomamos un rato?”. Lo pensé mucho, pero finalmente acepte, quizás porque en ese preciso momento quería volver a llorar. Caminamos mucho buscando un bar, hasta que de repente un taxista nos comento sobre uno tres calles más abajo, le dimos las gracias y salimos corriendo. Al llegar al bar, Andrés pide tres cervezas heladas, por mi parte, me encargue de cuidar la mochila de mi extraño nuevo amigo. Andrés llegaba con las tres cervezas, un paquete de cigarrillos corrientes y dos vasos plásticos, abrimos rápidamente las cervezas para poder brindar por esa noche, probablemente por su muerte instantánea, mientras que al fondo una mujer cantaba un Karaoke de Juan Antonio Labra a viva voz. Andrés prende un cigarro y me dice con voz de asombro ”Oye, esta hueva es un club de karaoke”. Que importa respondo, si la hueva es tomar no más. Estuvimos en silencio varios minutos, casi treinta diría yo, ya que un sujeto se había subido al proscenio, cantaba con guitarra en mano canciones de Sin bandera, al ritmo de los gritos y aplausos de los asistentes y el coro infaltable de Andrés, yo casi no le preste atención, me quedaba pegado viendo hacia la puerta del local, afirmado a mi vaso plástico y mi cigarro que casi no sentía quemarse, miraba fijamente unas fotos que estaban pegadas en la pared, una de esas fotos (y que fue la que más mire) aparecía una mujer con polera blanca con rayas rojas y un chaleco azul, de inmediato pensé “Mi cabra pesá andaba vestida así” (refiriéndome a Pabla). La pena se volvía apoderar de mi, las lagrimas caían sin juicios ni preámbulos por mis ojos, apoye mi cabeza en la mesa para que Andrés no me preguntara que me ocurría, supongo que lloré mucho, ya que al levantar la cabeza para tomar un breve sorbo de cerveza Andrés me miro con ojos curiosos y me dijo “Ya huevón, cuéntame...que te pasa?”. No aguante más, me cautivo lo sensible que podía ser Andrés frente a mi dolor, nos habíamos conocido hace una hora y se había convertido en uno de mis mejores amigos, al menos por esa noche. Le sonreí, prendí un cigarro y le comencé a contar mi día entero, desde el funeral de mi amigo hasta que me despedí de Pabla. Andrés me escuchaba atentamente mi triste día, no atinaba a nada, solo fue capaz de tomar nuestros vasos plásticos y llenarlos de cerveza al mismo tiempo que pedía dos más. “Puta socio que mala, pero mira las cosas de pareja se puede resolver, si ella te quiere y si tu la Querí tanto como deci, entonces la hueva es refacil, llámala mañana y júntense a conversar”, el comentario de Andrés me sonó a comentario de mi abuela. No se lo quise decir, me quede callado prendiendo otro cigarro y brindado con Andrés.
La noche pasaba lentamente, la sensación de estar solo era una tortura, en el escenario un tipo cantando boleros, me quede pegado viéndole, tenia un aspecto de torpeza en su guitarra sin embargo siempre he pensado que las penas se pasan con boleros y cerveza, pero esa noche fue la excepción. Cuando termino su canción tomó el micrófono y dijo “Dentro del publico, ¿Alguien tiene alguna petición?”, al fondo una mujer de misteriosa belleza que no dejaba de mirarme con sus ojos compresivos o maternos grita con desesperación “Verdad amarga!!”, mientras que el cantante respondía con un okay y le daba rienda suelta al sonido de sus cuerdas. Indudablemente esa canción me hacia recordar a Pabla, en ese momento la extrañe como nunca antes la he extrañado, me sentí tan mal, tan solo, tan triste, tan impotente, tan frustrado, tan vacío, tan estupido por la discusión que habíamos tenido y lo peor, es que yo tenia la culpa de todo. De la nada, le pido ha Andrés que me preste un de sus lápices, me mira extrañado pero lo saca velozmente de su bolsillo de la camisa y comienzo a escribir un poema en una de las tantas servilletas que habían en la mesa

Son tus ausencias,
Tu perfume tierno,
Tus manos sin las mías,
Tu risa sin mi sonrisa,
Tus labios hermosos y humanos,
Tu abrazo que ahora no me refugia
Los que me acompañan
En mi visita nocturna
Al lugar donde revivo mis penas,
Al lugar recurrente
Donde me embriago de soledad
Y me paseo como naufrago
En las tristezas nuevas,
En los mares que desbordo por mis ojos,
Que esta noche no te ven,
Que esta noche no te ven
Y te recuerdan
En la asfixiante totalidad de rostros
Que miran la pena de mi poesía
Y se quedan callados
Observando como me desmorono
En tu ausencia,
Son testigos oculares
De mi soledad aplastante
De ti,
De un amigo,
De ambos,
De todo,
De nada,
En nuestro beso perfecto
En despedidas despeadas,
Incompletas y certeras
Que me fabrican
Soñarte ahora,
Sentirte lejos de mí
Cuando más te quiero a mi lado
Solo para quererte aun más,
Para enamorarme más de ti
Y comprendas que si lloro
Es por todo,
Y que todo lo que hago
Es para hacerte un poco más feliz


Miro la hora, eran las 4.45 de la mañana, en la mesa habían más de 8 envases vacíos de cerveza, el bar estaba casi vació y el mesero nos decía amablemente que teníamos que retirarnos, Andrés le pregunta en secreto si podemos comprarle dos cervezas y llevarlas para tomarlas afuera, el mesero lo mira y le dice bueno. Salimos a una calle oscura y nos dimos cuenta recién de lo tarde que era. Nos sentamos en una cuneta a beber, yo no tenia ganas de nada sin embargo no fue excusa para no volver a beber y darle las gracias ha Andrés, que a esas alturas volvía a brindar por mi amigo que había muerto y me daba un fuerte abrazo. Al terminar las cervezas un silencio nuevamente invadía nuestras vidas, de pronto Andrés se levanta y me dice “Huevon, la micro!”, observo hacia el semáforo de mi izquierda y noto la micro pacientemente esperando la luz verde, salimos corriendo para alcanzar a tomarla. Nos sentamos en los asientos de atrás, Andrés se quedo dormido, yo solo atine a llorar, prender un cigarrillo, apoyar mi cabeza en la ventana y acordarme de un poema de Benedetti que no paraba de recitarlo y pensar nuevamente en Pabla. Ya cerca de donde teníamos que bajarnos despierto ha Andrés, nos levantamos y tocamos el timbre, bajamos en picada hacia la vereda, Andrés me mira y me dice “Bueno compadre, fue un gusto carretear contigo, ojala nos veamos en otra parte y en otra circunstancia. Ah!, y no estés triste por tu amigo e intenta arreglar las cosas con tu novia”. Un apretón de manos sentenciaba un adiós a mi compañero de penas por aquella noche, que fue una de las más terribles que me a tocado vivir.

lunes, enero 15, 2007

Lo terrible de todo

* Para Pablo, que lo terrible de todo es que ella se salvo.

Que terrible es todo,
Me desarman las emociones,
Las nostalgias,
El vacío,
Mi cama y la tuya
En días y noches,
Me desarticula sin remedio escuálido
El no volver a escuchar
Tus sensibles pasos
Cuando te acercabas
Para acostarte a mi lado,
Abrazándome en secreto
Y volver a soñarnos,
Mirarte mientras duermes
Al placido ritmo del silencio oscuro
De la ciudad omnipotente
Iluminado por el ardor naranjo
De mi mejor cigarrillo.

Es inhumano
No volver a sentir tu piel
En mis papeles
Que llenaba de poesía
Solo para ti,
Mientras bebía café
Para seguir despierto
Y volverte a pensar
En insomnio cautelo,
En el mecanismo reciproco
De tus cabellos
Cuando los dejabas caer
Al igual que algunas de mis lágrimas
Ayer por la noche
En algún bar costero
Que visite
Para no perderme
En tus enormes ojos
Color arco iris selvático,
O tal vez,
Para dejar de pensar en ti en la distancia
Y no seguir ahogándome de amargura.

Me quedo solo,
Estirando mis brazos
Intentado abrazar algo que me sirva
De corto consuelo,
Que me seque mis lágrimas
Cuando la luna sea reemplaza
Por flores menos tristes
Y más coloridas
O cuando el sonido del viento
Ya no sirva de mensajero
Para enviarte
Mis constantes caricias
Que siempre fueron honestas
A tu corazón
Y se transforme
Solo en mi testigo
Cuando apretó mi cara
Y me visto de recuerdos,
Cuando me agoto
Y vuelvo a respirar con dificultad,
Cuando trago saliva
Y el dolor angustioso
En mi garganta
Tenga gusto a penas
Cargadas de una pena mayor
Con una mayúscula gana de verte
Y hablarte con mis cansados ojos,
Sin ciudades
Y con sal de mar,
En el vaso que empino
Para brindar por nada
Cada mañana,
Cada noche,
Cada tarde
Cuando recuerdo que ya no estás
Para chocar tu vaso con el mío,
Para besarte
Como nunca nadie te ha besado
Ni antes ni después,
Para volver a recitarte en el oído
Mi poema preciso
Ese que llevaba por titulo mis emociones,
Mis sentimientos,
Mi rebeldía,
Mis ganas de ti,
Que nunca memorice
Para que nunca te salvaras.

Coloco un cigarrillo
En mi reseca boca,
Lo enciendo a capela,
Mientras cambio la hoja del libro
Que tanto me gustaba leerte
Mientras tu inmovilidad
En mi pecho
Me hacia un poco más fuerte a todo
Y cada vez más débil en tus latidos,
De tus besos,
De tus caricias,
De tus te amo,
Y de todo lo tuyo.

Te quedaste al borde del camino,
Buscaste el rincón tranquilo del mundo
Y te salvaste,
Yo ahora me quedo aquí,
Pensando en lo terrible de todo,
Quizás para secar mis penas
Con humedad a tu rostro,
Y volver a no llorarte
Cuando me griten tu nombre,
Abrazar tu lindo recuerdo
Con perfume a tiempos pasados
Y sonreír,
Ya que esta vez
Vuelvo con paso firme
A mi camino interminable
De luchas tiernas y rebeldes,
Y dedicarte mi último poema
Quizás,
Para que tengas algo mío
En el día que te des cuenta
Que ya dejamos de jugar
A eso que llaman amor,
Al menos,
Entre nosotros.

viernes, enero 12, 2007

Nuestro mejor ataque

* A la memoria de tantas compañeras que dieron su vida en esto. Viva la revolucion Socialista !!

Alcemos nuestro mejor ataque
Con un vendaval de balas rojas,
Etiquetas color esperanza,
En selvas interminablemente tiernas,
Proyectos vestidos de libertad,
Rabias y desdichas
Muertas en su curso,
Utilizar el hambre como
Fabricas de motivaciones,
Utilizar a los niños
Para que jueguen como niños,
Eso si,
Esta vez como niños felices,
A los poemas como granadas,
Manejar la dignidad
En una botella con bencina,
El fuego ejercerlo como historia
En cada esquina sin memoria,
Mirarnos tan solo los ojos
En las mascaras de la verdad,
Secar nuestras lágrimas
Y guardarlas
En cantimploras camuflables,
Las caricias usarlas
Como el mejor de los disparos,
Cargar los sueños
En la mochila de campaña,
Quitarles las amarras a los pueblos
Para que vuelvan a gritar
Las buenas noticias,
Comer nuestras noches
En platos de cielos más humanos,
Avanzar al paso necesario
Pero construyendo nuevas realidades,
Quitar de los calendarios
A los muertos
Y airearlos de pureza,
Pintar de luces
El estallido de bombas,
Adornar nuestros campos
De hombres libres,
Volver a prometernos a viva voz
Aquel Patria o Muerte
Y besarnos en la dicha de la victoria
A la luz de las velas
En el funeral de los canallas,
Pasear de la mano contigo
Y decir en el oído
Aquel te quiero
Que no me canso de poetizar.

jueves, enero 11, 2007

Un tramite

* a mis Padres

Desde luego
No queremos morir,
Pero si debemos cumplir
Con el deber más sagrado de todos,
Dar el alma
Y sacrificar la carne
Para que otros la conserven
En dignidad y libertad,
Entonces...
La muerte se vuelve
En un mero tramite
Entre la bala enemiga
Y mi cabeza,
Pero jamás
Entre mi vejez
Y la vergüenza.

Es por eso probablemente
Que me considero humano,
Al igual que tú,
Cuando andamos
Dignos a paso firme
En las estrechas calles,
En donde tú
Practicas la rebeldía
En cuanto tiroteo de épocas
Que te convoquen a las líneas férreas
Por la vida de tantos,
Que viajas ganándole a la mentira,
A la vejez;
Nunca conociste de vergüenzas,
Tan solo glorias
Decoran hoy
Tus largos cabellos
Que cuando niño miraba hipnotizado
Tratando de columpiarme en él
Para imaginar por un instante
Que estábamos liberados de culpa
Al escupir las tumbas de los despiadados,
Sin saber que la historia de miles
Nos volvería a llamar
Para armarnos de coraje
Y volver a implantar
Un mero tramite con la muerte,
A cambio
De nuestra alma y carne
Para que tantos otros hermanos
De sangre y color
Se columpien como yo
De los largos cabellos
De la igualdad,
De la rebeldía y el triunfo.

Eso me enseñaste
Incluso cuando no nos conocíamos,
Pero no te preocupes
El compromiso lo asumo,
Respetare el trámite que tenemos
Con todos,
Por lo mismo
No llores si me marcho a otros cielos,
Si me baño de selvas y
Me vista de montes,
Porque estaré sonriendo,
Estaré feliz
De no llegar a viejo
Y darme cuenta
Que me cubro de vergüenza
De no haber hecho nada
Por nadie,
Cuando pude haber hecho
Todo por todos.

domingo, enero 07, 2007

Jardines Cultivables

No más penas,
No más lagrimas ni rabias incompleta,
Ahora te pido que cierres tus ojitos
Y deja que por un instante
Mis dedos recorran
Cada milímetro de tu alma
Para sentirla como si fuese mía,
Acompañarla en sus días
En donde se desborda de pena,
En que el naufragio
De diluvios escasos
Caiga en tu inmensurable
Llanto de acuarelas impintables.

No te pido que seas mi brújula
En los viajes expedicionarios
A tus exactas palabras,
Déjame sentirlas
Como niños que aman sin saberlo,
Déjame aprender de ti
De tu vida y de tu risa
Como la magistral clase de emociones
Para conservarte
En todos mis inmaduros actos,
Regalarte todos mis moribundos
Pero alegres segundos de vida
Y volverte a prometer
Que te sonreiré
Cada vez que te vea,
Que no te vea,
Que estés o no,
Que me pienses o me olvides.

Sin asco te doy asilo político
En todo mi ser,
Sin rentas ni alquilo,
Te regalo el espacio más importante
En mi impetuosa alma
Para que la llenes y la decores
Con lo que tú quieras,
Le doy pase
A tu concurrencia de sentimientos,
A esa actitud de humanidad rebelde
Que me revive
Entre las selvas Latinoamericanas
Y no me hace descansar
Para volver a quererte un poco más,
Para volver a intentar
Enamorarte al rojo vivo
Y convertirme
En tu ladrón de besos y sueños,
Como la mejor de las sentencias a muerte
Que no pretendo eludir.

Todavía me conmueve la sutileza
Con que me asombro al saber
Que los dos chocamos y golpeamos
Sin querer y sin hacer daño alguno
Las paredes toscas e impuras
En busca de nosotros,
De besos y abrazos nuevos
En la inmensidad de noches
Y sueños fugitivos,
Que al despertar
Tus implacables labios
Aun cabalguen alocados y libres
Por mis hinchadas venas
Y que el tabaco
Se conjuga gritando
Tu nombre
Que tanto extraño, que tanto extraño.

No abras tus ojitos,
Déjame seguir contándote
Lo mucho que te quiero,
Pero esta vez,
Ahorremos las palabras engorrosas
Y dame de esos besos
Que tanto me envician
Y me hacen pensar
En la muerte instantánea de todo,
Para estar solo contigo
Desbordando universos escabrosos
Y quedar perpetuados
Mordiendo las frutas más rígidas
Del jardín de colores
Que te puedo cultivar,
Solamente para hacerte feliz
Y ahuyentar el miedo
De mi partida sin fuerza de tus ojos,
Que es tan ficticia
Como mi madurez perfecta.

Entrelaza tus dedos con los míos,
Mantén tus ojitos cerrados,
Respira tranquila,
Escucha el silencio de todo
Y sonríeme,
Por que ahora
Es cuando te quiero besar
Como el mejor de todos
Los besos que te han dado
Y volver a reposar en tu vientre,
Bombardearte a caricias
E inventar los mejores versos
Y escribirlos con tinta color ternura,
Para seguir cultivándolos
En nuestro lejano jardín
Donde no caben penas,
Eso si,
Aun hay espacio suficiente
Para seguir gritándote
Te quiero.

* Para Pabla, que no me deja dormir por las noches y me hace soñar de día...Ojala nunca te canses de robarme besos ni inspiraciones y nunca te canses de estar a mi lado.

sábado, enero 06, 2007

Medio muerto, medio vivo

Nunca te miento al mirarte
Es imposible hacerlo,
En especial cuando me desarmo
En la plenitud de tu risa
Que nunca cruje,
Que nunca llora,
Que solo me deja
Un pasito más cerca
De los que llamamos amor
Y que me consuela
En los minutos fatídicos
A que aparezcas
Para volverme a despertar
Con uno de tus besos
Que tanto me gustan
Y que tanto me regalas
Sin medir ni siquiera
Su apreciable valor.

Probablemente
En días de lluvia
O días con soles amistosos
Podamos seguir representando
Nuestras mejores
Risas aguadas y coloreadas
Que nunca caen
En enojos secos y desteñidos,
Es por eso
Que me haces
Resaltar lo mejor
Que e visto y conozco,
Lo que me falta por vivir
Y lo que me falta para volver a vivir,
Me haces asombrarme
De lo poco que lloro,
De lo poco que duermo,
De lo mucho que llego a quererte
Y de lo poco que te puedo entregar
Para nunca tener nada en nuestro bolsillos.

Cuando fantaseo que eres mía
No me siento culpable,
No caigo en pecados banales,
Me considero ateo
Y tus caricias son mi testigo
Ocular y silenciosa,
Mi corresponsal de vidas
Que no necesita ladrar para llorar,
En donde te pienso
De mi mejor manera
Sin preámbulos de incógnitas
Sino más bien
En confianzas interminables,
Incluso mi alma
No te bendice,
Si no que te quiere
A pasos agigantados
Que van pisando
Ríos y lagos
Interminablemente secos,
Ya que desde que llegaste
No logro llorar,
Lo único que consigo hacer
Es estirar mis brazos
Para tenerte un segundo más
Reposando en mí pecho
Y besar tu pelito
Para volver a sonreír.

Todo me recuerda a ti,
Incluso las molestas
Heridas de mis manos,
Que me hacen recordar
Del por qué sigo con vida
Apostando y volviendo apostar
En este juego
Que esperamos ganar algún día,
Donde el premio
No es más que verte feliz
Y por eso, doy mi vida.

Me siento a tu lado,
Me acuesto a tu lado
Y me levanto a tu lado
Pensando en el instante
En que tomes mi mano
Y no la sueltes más,
Donde el silencio se apodere
De nuestras emociones
Y cerremos los ojos
Por unos cuantos segundos
Y volvamos a mirarnos,
Aprendiendo uno del otro
Para que funcione todo
De la mejor manera,
Sin caer en sincronismo aburridos
Ni en acrónimos planeados,
Sino para volverte a pensar
Que eres mía,
Que no quiero compartir
Tus besos mortíferos con nadie,
Que nunca saben al anterior,
Ni siquiera en nagasaky
Sentí un mismo temblor
Al sentir tus labios con los míos,
Que nunca envenenan lo que pienso
Ni matan mis sueños más rebeldes,
Sino que inspiran
A querer aun más
De la forma más viciosa
O más enamorada.

Ojala nunca llegue a pedirte
Que te quedes conmigo
Para morir de frac,
Para despertar y darnos cuenta
Que la vida nos paso encima
Y nos hicimos nada para cambiar
Todo este mundo,
Ojala mi invitación
Te suene a revolcarnos
En llanuras de mejor índole
Donde tu mirada esdrújula
Carcoma mis ojos agudos
Y terminen en caricias graves
Donde el acento
Lo pondremos
Donde mejor nos plazca,
En donde las reglas de ortografía
No invaliden y no juzguen
Mi poesía que siempre
Termina con un suspiro
Con olor a tu perfume
Que tanto me revive.

No es necesario
Que me cuentes tu pasado,
Que me bendigas con besos anteriores,
Que broten de tus labios
Palabras con tintes de enfado
De sentimientos encontrados,
Proyectemos nuestras vidas
Hacia otra dirección,
Borra ideas aburridas
Y construyamos vidas mejores
Aferrada a las nuestras,
Apuntemos las ganas de amar y odiar
Hacia una casa blanca,
Aprendamos a conjugar
Las palabras precisas
Que puedan resumir
Nuestras aspiraciones,
Viajes y sueños
Hacia algo mejor,
No dejemos pasar el tiempo
Abrazados a nada,
No dejes que todo se acabe sin remedio
Que todo termine en adioses moribundos,
Lancemos nuestras estrellas
Hacia alguna montaña
Y elevemos nuestros besos
Hacia nubes con formas
De lo que tú quieras,
Volvamos a tomarnos
Nuestros tragos de ternura
En el bar que elijas
Para luego volver a brindar
Por más ternuras,
Planifiquemos lo que no queremos
Y olvidemos las plantillas
Para nunca contabilizar
Los infinitos latidos de mi corazón
Al verte aparecer,
No dejemos que nadie invada
Nuestro mundo de papel,
Que nadie borre los colores
De sueños y felicidad que tenemos,
Ni los recuerdos tienen espacio,
Que nadie pise nuestra liberada
Republica de emociones,
Aun te pienso seguir pensando
Libre y rebelde
En la poesía perfecta
Que hago para ti,
Para enamorarte un poco más,
Para darle bienvenidas
A más besos amables,
Para decirte que los formalismo
Son trámites indecorosos,
Que nada legal nos una
Solo ese único sentimiento que nos mueve,
Y me hace pensar
En lo medio vivo
Y en lo medio muerto que estamos
En este mundo tan injusto,
Eso si,
Nunca nos cansemos
De intentar cambiarlo
Ya que eso nos mantiene vivos,
Al menos para seguir besandonos.

* Te quiero mucho !