domingo, abril 29, 2007

Conversacion entre amigos

* Sé siempre libre, o tendremos que conversar nuevamente.

Esa tarde todo fue un poco menos caótico, tal vez influyo el viento fresco que bañaba a Santiago por esos días. Lo cierto es que invite a un viejo amigo a tomarnos unas cuantas cervezas y hablar un poco de todo, tal vez de nada.
Como era mi costumbre yo llegaba a la hora. Le pregunte la hora a un sujeto que estaba parado con cara de preocupación mientras miraba a la pared; me respondió que eran las 6 de la tarde en ese mismo instante veo a mi viejo amigo entrar por la puerta del Bar pidiendo disculpas, con su terno, su corbata, su bolso, con su peinado hacia alado que nunca le había visto, con su reloj costoso y su perfume a oficina. “Hola, puta disculpa me demore un poco” dijo mi amigo algo agitado, “No te preocupes, yo acabo de llegar” respondía mientras sacaba un cigarro de mi bolsillo. “Oye, no fumes tanto te puede hacer mal más adelante” me dijo mi amigo extrañado de que yo fumara, “No te preocupes, no pretendo vivir mucho” respondí con una sonrisa algo fingida.
Al sentarnos ordenamos 4 cervezas bien heladas, mi amigo se sentó arremangándose las mangas de su camisa blanca, yo solo lo miraba algo extrañado, mi amigo al percatarse de cómo lo miraba me dijo “Es que no quiero que se me ensucie, me costo mucha plata esta camisa”.
“¿Cómo te ha ido?”
me pregunto mi amigo con el vaso plástico de cerveza en la mano, “Bien, y ¿a ti?” respondí sin ningún interés. “Cansado poh huevon, los hijos, la pega, mi mujer, las deudas, todo empieza a cansar a esta edad” respondía mi amigo levantando las cejas con cada queja y dejando el vaso plástico semi vacío en la mesa. “¿Te tiene muy cagao’ la pega?" Le pregunte, "Si harto, me explotan mucho estos huevones pero es mejor ni reclamar o si no te echan cagando!” me respondía nuevamente, “Entonces renuncia poh huevon, pa’ que te quedai como los huevones en esa pega de mierda” le dije con algo de reparo, “No, ya no tengo tu edad pa’ empezar hacer huevas pendejas, aparte me pagan bien”. Un silencio extraño acudió a nuestra mesa cuando mi amigo le dio el punto final a su respuesta. Yo solo atine a sacar un cigarrillo. Mire hacia el lado y no había nadie más en el Bar, voltee mi mirada hacia la botella y vi que mi amigo ya estaba destapando la otra cerveza.
“¿Qué edad tienes ya?” le dije a mi amigo con total honestidad, “ Jaja, tengo 52 años, ¿Y tú?”, me respondía mi amigo con otra pregunta “Yo tengo 20 años, pero de mente aun debo conservar los 16”, un estallido de risa cautivo el salud de nuestros vasos que chocaron con fuerza esa tarde.
“Es extraño, aun no sé por qué estamos acá reunidos, ¿Nos Vamos a Emborrachar solamente y recordar cuando éramos jóvenes?” me dijo mi amigo con un tono burlesco, al mismo tiempo que miraba el vaso y se tocaba el bolsillo derecho de su pantalón como buscando más dinero. “No, en realidad quería hablar contigo algo más complejo. Te quería hablar sobre mi”; una extraña mirada me lanzo mi amigo, algo desconcertado con mi respuesta. Solo atino a servir dos vasos de cerveza, acercar su silla más a la mesa y decir “Bueno, te escucho”. Yo no despegue mis ojos de los suyos, tome el vaso de cerveza y bebí un par de sorbos mientras mi cigarro aun seguía ahumeando en mi mano. “Bueno te explico” le dije al mismo tiempo que dejaba el vaso de cerveza en el mesa.
“Yo soy un tipo libre, me gusta ser libre, tal vez por eso muchos me llaman loco o simplemente pendejo. Pienso y hago lo que pienso, y eso no es poco...”. Mi viejo amigo no comprendía a lo que iba mi conversación, solo me interrumpió para decirme “¿Me llamaste para decirme como eres?”, yo lo mire y le dije simplemente “Si”. No sé si mi amigo me abra entendido, pero se quedo extrañamente callado aferrado a su vaso de cerveza para seguir escuchando mi vida.
“Mira, ahora tengo 20 años, probablemente cuando sea más grande me preguntaré como fui cuando era un pendejo. Por lo mismo quiero decírtelo a ti para que nunca lo olvides”, el silencio lo torno todo más complicado de entender, en especial para mi amigo que ni siquiera pudo pestañar.
“...Como te decía, soy un tipo libre, me gustar ser así, no pensar demasiado las cosas que tengo que hacer, solo hacerlas. Me declaro un soñador y un enamorado, un tipo que siempre buscar volar para nunca quedarse al borde del camino, no me interesa salvarme. Me cago en dios, en los lujos, en los burgueses y en el futuro que me impongan los demás. No sigo modas, no respeto ni la ley de gravedad, vivo donde tenga que estar y respiro y mastico cielos donde sea yo más útil. Honestamente no quiero tener un auto, ni una casa, ni siquiera quiero casarme. Mi patria es América y no dejo de luchar por ella.
Tal vez es extraño para ti, pero me gusta viajar y leer, disfruto discutir con amigos de las cosas menos pensadas. Tengo más hermanos de lo que cualquier familia tiene, son tantos hermanos que se vuelve innecesario redactar un testamento.
Fumo y no me interesa vivir tanto en una oficina, escribo poemas porque no tengo cámara fotográfica para guardar los momento más lindos que me han tocado vivir. Soy sucio pero nunca hediondo, no me olvido de donde vengo ni tampoco para donde quiero ir. Amo a Javiera lo suficiente como para decir estoy vivo y loco, más loco que vivo y eso es lo importante, ese es el único método para volar. Nunca tengo apuro pero tampoco ando relajado, me doy el tiempo para hablar con la mirada y hasta para mirar y gritar puteadas a los despiadados.
Si, es raro para ti todo esto, pero así soy yo, un tipo que nunca baja el puño, un tipo libre y libertario, amante de su pueblo. No soporto injusticias, tal vez soy demasiado tierno para eso, sin embargo nos hace tanta falta asesinar un poco a la justicia. Solo soy así, libre, libre para los que piensas que aun me pueden encerrar en la cárcel o en la ciudad, en la sociedad que nos impongan. Soy libre porque sé que eso les calienta el culo, que un solo tipo en la tierra diga que es libre, que intenta ser feliz, que es tierno con todo. No pienso madurar, eso no es para mí. Me quedo con mi infancia, con mi adolescencia, es ahí donde me quedo estancado para seguir siendo joven, porque siendo joven y siendo revolucionario seré libre eternamente”.
Al terminar mi amigo no tenia palabras, solo podía respirar y pestañar. Pasaron 3 minutos antes de que mi amigo se despegara y tomara el vaso de cerveza al seco y me pidiera un cigarrillo. “¿Sabes?, creo que así era yo cuando tenia tu edad, pensaba en que era libre, en que siempre seria joven, ahora ¿Qué me queda?, nada, solo un sueño. Eso me queda, solo un sueño”, “Si, lo sé, por mismo te invite a conversar” le conteste a mi amigo con un tono de seguridad.
Las horas pasaron en silencio, a lo lejos sonaba una melodía poco conocida pero de gran valor sentimental para mi viejo amigo. Nuestra mesa estaba adornada con 8 envases más de cerveza vacíos y el mesero llegaba con 2 más; el cenicero no daba abasto.
“Ey, manda todo al carajo y ándate lejos. No lo pienses” le dije a mi amigo golpeando la mesa en la que estábamos, “¿Irme a donde?, ya no soy joven para eso” me contestaba mi amigo con algo de melancolía.
La cerveza ya pasaba la cuenta, los grados de alcohol en la sangre afectaba nuestro sistema nervioso, nuestras cabezas, nuestras emociones. Mi viejo y amargado amigo se largo en un llanto triste; lloro como nunca antes había llorado, no pudo aguantar más y estallo en un llanto terriblemente amargo, desconsolado, lloraba por todo o tal vez por nada. Yo solo lo miraba al mismo tiempo que tomaba el último sorbo grueso de cerveza.
“No sé como llegue a esto, a esta vida que no es vida, a esta vida que no es libre” susurraba mi amigo entre lagrimas y mocos furcidos. “Supongo que ya es tarde para cambiarla, ¿no?. Yo recuerdo que cuando era joven odiaba esta vida de mierda, yo apostaba por un cambio de todo y termine siendo este hijo de puta que soy ahora...”. “No, aun no es tarde hermano, nunca es tarde para ser joven y libre” respondí con toda calma mientras volvía a prender otro cigarrillo. “Bueno, me alegro a verte visto, cuídate” me despedí dejando a mi amigo solo, llorando en el rincón del Bar, un poco ebrio y con cigarrillo entre sus dedos.
El mesero del Bar llego donde mi viejo amigo, se acerco sutilmente y le dijo “Señor, vamos a cerrar, tiene que irse”, mi amigo le pregunto al mesero “Y mi amigo, el flaco con el que estaba, ¿Dónde está?”, el mesero lo miro consternado, apretó las cejas y le dijo “Señor usted llego solo y estuvo bebiendo solo toda la tarde”, mi amigo guardo silencio, se levanto como pudo, prendió un cigarrillo y dijo “En realidad, nunca es tarde para volver a ser joven y libre; nunca es tarde para volver a soñar”, el mesero lo miro extraño y le pregunto “¿Cómo dijo señor?", mi amigo con una sonrisa increíblemente feliz lo miro y le dijo casi a gritos “Que desde hoy me declaro un sujeto libre y sobre todo soñador, ya que hoy volví a conversar conmigo mismo y lo mejor todo es que me convenció”

miércoles, abril 25, 2007

Amor de primavera

* La tranquilidad no siempre es primavera.

Sentado en una banca de madera estaba José esperando a que Mariana llegara al punto de encuentro que habían acordado. Con sus ojos cansados por la espera, con su penúltimo cigarrillo en la boca, con un libro en la mano, con su interminable sonrisa amable, José miraba el reloj que había cerca de una tienda de ropa, marcaba las 5:37 de la tarde y Mariana llegaba un poco agitada y sudada, con su bolso oscuro colgando de su hombro. José al verla llegar se levanto y la saludo con un beso restándole total importancia a los 37 minutos de espera. “¿Vamos por un café?, tengo frío” le decía José a Mariana la cual solo dijo “Dale, vamos”.
Salieron caminando a paso lento; José guardaba su libro en la mochila y Mariana sacaba un pañuelo blanco para secarse el sudor de su frente.
Al entrar al café José pide lo de costumbre al mismo tiempo que se sentaba en su lugar de siempre, pegado en la ventana para fumar y darse cuenta como el día se iba oscureciendo a medida que la gente transitaba casi huyendo de la tormenta. Marina miro hacia la ventana del café y pronuncio en voz baja “Va a llover creo”, José despego por un segundo su mirada de la ventana y le dijo sutilmente “No sé, da igual”. Mariana lo miro seriamente, quiso decirle algo pero no se atrevió, las palabras no se articularon en su boca; Mariana solo calló con la mirada pegada en los ojos de José que solo atinaba a mirar la ventana con su mano derecha apoyada en su cabeza.
“¿Cómo has estado?” le pregunta José a Mariana con una mirada casi de funeral, “Bien, todo tranquilo”, José se extraño por la respuesta, apretó las cejas cuando la escucho decir eso; tomó un sorbo de café, prendió un cigarrillo y le dijo “¿Y que todo este tranquilo es sinónimo de estar bien?”, Mariana que revolvía su taza de café no supo responder, solo miró a José con cara de extrañeza. Las miradas de ambos se entrelazaban, tal vez ambos querían respuestas. “Y ¿Por qué no?, ¿Es necesario estar intranquilo para vivir?” dijo Mariana con un tono serio y cortante. “No, pero la tranquilidad tampoco es vivir, las rutinas de vidas en si son aburridas y finalmente no te dejan vivir”. José y Mariana se miraron fijamente, no pudieron pronunciar palabra alguna, Mariana solo pudo pensar “¿Cómo es posible que siempre que hablo con José me haga sentir como la mierda, como si mi vida fuera un real mierda?”.
El viento helado soplo en Santiago aquella tarde, curiosamente la gente aun transitaba por las calles. “¿Recuerda la primera vez que bailamos?” dijo José con una sonrisa sumida en lo oscuro de su taza de café. “Si, bailamos “Amor de primavera”, ¿no?”, José miro a Mariana con más calma, con mayor ternura, “Me alegra que lo recuerdes”, Mariana le sonrió simpáticamente diciendo “Es muy lindo ese tema, y el recuerdo que conlleva la canción también”. José escupió un poco de humo con sabor a nicotina de su boca y dijo “Si, es muy lindo. Probablemente sea la ultima canción que escuche antes de estar muerto”. Mariana que prendía un cigarrillo quedo perpleja, no comprendió lo que quiso decir con “estar muerto” pero tampoco quiso preguntárselo a José, tal vez por miedo a que se burlara de ella, o quizás porque de verdad José pensaba en la muerte. Prefirió quedarse callada a fumar y pensar en lo dicho por su amigo. De pronto José se levanta de la mesa, se acerca donde esta Mariana y le dice en voz al oído “¿Quieres bailar “Amor de primavera”?”, Marina lo miro extraña y le dijo “¿Estás loco?, ¿Cómo vamos a bailar?”. José sin medir las palabras de Mariana la tomo de su mano y comenzaron a bailar, extrañamente Mariana sonrió y se dejo llevar, José solo derramo una pequeña lagrima que murió en el calido hombro de Mariana.
Al terminar de bailar, José miro el reloj del café que estaba en la pared, marcaban las 7 de la tarde y una lluvia torrencial comenzó a caer en Santiago. José pego su mirada en la ventana dijo “Me debo ir, tengo que ir a buscar más primaveras y ya se me esta haciendo un poco tarde”, Mariana no dijo nada, no se cuestiono nada sobre las razones de su amigo para marcharse solo atino a darle un abrazo, un beso y una despedida, entre medio un honesto te quiero.
Mariana se quedo sentada esperando que la lluvia pasara o que el café se tornara un poco más dulce luego de aquel baile.
La lluvia paró y Mariana seguía pensando en la extraña conversación que tuvo con José, en lo extraño de todo. Algo le apretó angustiosamente el pecho, algo extraño no la dejaba casi ni respirar. Salio del café caminando a paso rápido, se coloco un gorro y su bufanda para cubrirse del frío, al mismo tiempo prendió un cigarro y busco una moneda. Entro en un negocio de los tantos que habían y llamo por teléfono a José, “Alo, hola buenas tardes ¿José, se encontrará?”, una voz de mujer tierna y dulce le respondió “¿Es una broma?, Mi José murió hace tantos años ya”, Mariana no podía creer lo que le acababan de decir, no podía creer lo que escuchaba, se acerco un poco más al auricular y dijo con la voz temblorosa “¿Murió?” “Si mi niña, Mi José murió hace unos 5 años” Respondía la voz de mujer. Mariana no comprendía lo que pasaba, sin embargo se armo de valor y pregunto “¿Cómo murió?”, la voz de la mujer por el otro lado del teléfono solo respondió “Nadie sabe como murió, pero cuando lo encontraron tenia en su mano un papel que decía “Nunca más confundas la tranquilidad con estar bien. Gracias por revivir un Amor de primavera”.