Diego tomó la micro cerca del anochecer, hacia frió y llovía, así que se puso su gorro y emprendió el largo viaje a casa de Claudia. Al llegar, tocó el timbre dos veces, Claudia apareció de la ventana que estaba alado de la puerta y le sonrió como muestra de un saludo cordial, miró para ambos lados y abrió la reja, antes de darle el típico beso en la mejilla le pregunto “¿te vio o te siguió alguien?”, a lo que Diego respondió “no, nadie... me di hartas vueltas antes de venir pa’ acá”, con esto Claudia dio un suspiro y le dijo que entrara. Diego se quito el gorro, se limpio los pies en el diario que tenia Claudia en el suelo y se sentó en la silla del living. Claudia le llevo un café cargado como le gustaba a Diego y se sentó con él, lo miró a los ojos y le dijo en voz baja que le explicara bien la ruta que harían y lo que tendrían que hacer esa noche, Diego saco de su mochila un cuaderno y un lápiz grafito y le explico detalladamente lo que debían hacer, dibujo un mapa con varias cruces, trazando así la ruta que harían. Ya con todos los datos claros, prendieron la tele para ver las noticias que casi estaban terminando, Claudia pese a sus nervios bostezo varias veces, Diego no paraba de fumar y el perro de la vecina no dejaba de ladrar con los truenos de aquella noche de julio en la que el cielo se desquitaba con todo.
Suena el timbre, los dos se paran de forma violenta y Diego corre a esconderse en el baño, Claudia se asoma por la ventanita para ver quien era, “¿Qué haces acá? “, le pregunta a Rodrigo, su pareja de hace ya 4 años, Rodrigo mojado y con frió le dice que vino a pasar la noche con ella, Claudia se negó, generando así una pelea de parejas que Diego atentamente escuchaba en el incomodo baño. El portazo que sonó y el grito de rabia de Claudia hacían deducir que la pelea no había terminado bien, Diego salio del baño y abrazo a Claudia que venia con los ojos llorosos, le pregunto si tenia miedo y Claudia le respondió “un poco, pero se me va a pasar”, los cigarrillos casi se extinguían, los cafés se hacían eternos y la televisión ya no exhibía nada, Diego se levanta del sofá y le dice a Claudia “debemos irnos, ya es hora”, Claudia toma su cartera y deja todo bien acomodado, Diego mientras se cambia de ropa, acomoda las cosas que necesitaba para la noche, el reloj marcaba las 2.30 de la mañana.
Ya no llovía, pero hacia un frió espantoso, Diego y Claudia tiritaban de miedo y de frió mientras sacaban pegamento y los lienzos que debían hacer de publicidad para las filas de la resistencia, Diego como era más alto los pegaba y Claudia vigilaba hábilmente la esquina, acompañada en su estomago por su nuevo milímetros lista para la acción. Caminaron casi toda la población eludiendo el cerco policial, les faltaba poco para terminar el trabajo que se les había ordenado hacer aquella noche, se sentía más seguros y tranquilos, les quedaban 2 lienzos por pegar, pasaron por una plaza cuando vieron una patrulla de carabineros merodeando el lugar, inevitablemente se tomaron de la mano para simular ser una pareja que venia de alguna fiesta, la policía se acercaba lentamente así que Diego tomó a Claudia por las caderas y le dio un beso en la boca, mientras la patrulla pasaba alado de ellos sin darles mayor importancia, Claudia sabia que en caso de peligro debía aparentar ser la pareja de Diego, el beso fue con lengua, lento con ternura, pero a la vez embarazoso para ambos. Siguieron caminando esta vez más atentos para eludir el cerco policial, colocaron las últimas propagandas que les quedaban en las murallas de la población, ya estaba amaneciendo, estaban cansados de tanto caminar, ambos se sentían agotados y algo tímidos por el beso que se habían dado.
Al llegar a casa de Claudia, se cambiaron de ropa y se prepararon algo caliente para tomar, los dos estaban en silencio, tomaron la sopa con algo de velocidad para irse a dormir rápidamente, Diego preparó café y Claudia llevaba el cenicero para fumar, en ese momento Diego le dice “la vimos pelua’ cuando estaban los pacos cerca de nosotros” a lo que Claudia contesto “si, casi me muero del susto, por poco le disparo”, nuevamente el silencio se apoderaba de la casa en la que estas dos personas compartían sus cigarros y sus cafés.
Claudia al terminar su café, levantó su tasa y la de Diego para llevarlas a la cocina, Diego por su parte, también se levanto para ayudar a lavar, al dejar las tasas en el fregadero, ambos se miraron fijamente a los ojos, el corazón de Diego sonaba como un tambos de Guerra, mientras que Claudia se ponía colorada como nunca nadie la había visto, Diego tomo su mano y la besó, con pasión, con fuerza, con ternura, Claudia respondió el beso con la misma pasión, sus manos recorrían sus cuerpos, raudamente y con algo de torpeza fueron a la pieza de Claudia. Diego se quito los zapatos y la camisa, Claudia quedaba ya sin polera, ni sostén, se recostaron en la húmeda y fría cama de Claudia, que crujía como si se fuera a quebrar, Diego besaba a Claudia mientras que son sus manos recorría su cuerpo, Claudia solo gemía y le hacia el amor a Diego, nunca vieron a Claudia tan feliz como aquella vez, en donde terminaba con un orgasmo, mientras que en el reloj del velador de Claudia daban las 8.30 de la mañana.
Al terminar nadie habló, Diego solo fumaba, Claudia miraba al techo con algo de culpa, pero terriblemente complacida y feliz, ambos se miraron y se volvieron a besar, “Claudia, nunca pensé que llegaríamos a esto, sin embargo no me arrepiento” decía Diego mientras apagaba el cigarrillo, Claudia lo miro con ternura pero en silencio. Diego se vistió y luego se lavo la cara, se peino mirándose al espejo del incomodo baño de Claudia, que ya a esas alturas se había vestido y estaba haciendo la cama con una linda sonrisa. Diego abrió la puerta de la pieza y le dijo a Claudia, “me tengo que ir a la Universidad ahora, si no te molesta, ¿nos podemos ver más tarde?”, “a las 5, ¿te parece?” contestaba Claudia con su voz tan dulce y tan tierna que tenia, se besaron con pasión, se sonrieron, “ya apúrate o sino vai a llegar tarde a clases”, le decía Claudia abriéndole la puerta a Diego, que ya se ponía su gorro para emprender el viaje a la Universidad, Claudia miró a Diego y le dijo “te quiero” a lo que contesto “ yo también y mucho”, Claudia cerro la puerta y suspiró con una sonrisa eterna, camino un par de pasos cuando de repente suena un ruido muy fuerte, Claudia grita de susto y se asoma por la ventanita de la puerta, ve que sus vecinas están afuera viendo lo que paso, Claudia sale corriendo y ve a Diego en un charco de sangre con siete tiros en su cuerpo, en ese momento Claudia comenzó a llorar, no lo podía creer, un llanto amargo invadió sus ojitos claros, no pudo hablar, solo pudo escuchar a su vecina diciendo en voz alta “este cabro era del grupo de la resistencia parece, porque lo mataron los milicos, yo lo vi clarito”.
* Quizás te debía esta historia, pero nunca es tarde para contarla...
Suena el timbre, los dos se paran de forma violenta y Diego corre a esconderse en el baño, Claudia se asoma por la ventanita para ver quien era, “¿Qué haces acá? “, le pregunta a Rodrigo, su pareja de hace ya 4 años, Rodrigo mojado y con frió le dice que vino a pasar la noche con ella, Claudia se negó, generando así una pelea de parejas que Diego atentamente escuchaba en el incomodo baño. El portazo que sonó y el grito de rabia de Claudia hacían deducir que la pelea no había terminado bien, Diego salio del baño y abrazo a Claudia que venia con los ojos llorosos, le pregunto si tenia miedo y Claudia le respondió “un poco, pero se me va a pasar”, los cigarrillos casi se extinguían, los cafés se hacían eternos y la televisión ya no exhibía nada, Diego se levanta del sofá y le dice a Claudia “debemos irnos, ya es hora”, Claudia toma su cartera y deja todo bien acomodado, Diego mientras se cambia de ropa, acomoda las cosas que necesitaba para la noche, el reloj marcaba las 2.30 de la mañana.
Ya no llovía, pero hacia un frió espantoso, Diego y Claudia tiritaban de miedo y de frió mientras sacaban pegamento y los lienzos que debían hacer de publicidad para las filas de la resistencia, Diego como era más alto los pegaba y Claudia vigilaba hábilmente la esquina, acompañada en su estomago por su nuevo milímetros lista para la acción. Caminaron casi toda la población eludiendo el cerco policial, les faltaba poco para terminar el trabajo que se les había ordenado hacer aquella noche, se sentía más seguros y tranquilos, les quedaban 2 lienzos por pegar, pasaron por una plaza cuando vieron una patrulla de carabineros merodeando el lugar, inevitablemente se tomaron de la mano para simular ser una pareja que venia de alguna fiesta, la policía se acercaba lentamente así que Diego tomó a Claudia por las caderas y le dio un beso en la boca, mientras la patrulla pasaba alado de ellos sin darles mayor importancia, Claudia sabia que en caso de peligro debía aparentar ser la pareja de Diego, el beso fue con lengua, lento con ternura, pero a la vez embarazoso para ambos. Siguieron caminando esta vez más atentos para eludir el cerco policial, colocaron las últimas propagandas que les quedaban en las murallas de la población, ya estaba amaneciendo, estaban cansados de tanto caminar, ambos se sentían agotados y algo tímidos por el beso que se habían dado.
Al llegar a casa de Claudia, se cambiaron de ropa y se prepararon algo caliente para tomar, los dos estaban en silencio, tomaron la sopa con algo de velocidad para irse a dormir rápidamente, Diego preparó café y Claudia llevaba el cenicero para fumar, en ese momento Diego le dice “la vimos pelua’ cuando estaban los pacos cerca de nosotros” a lo que Claudia contesto “si, casi me muero del susto, por poco le disparo”, nuevamente el silencio se apoderaba de la casa en la que estas dos personas compartían sus cigarros y sus cafés.
Claudia al terminar su café, levantó su tasa y la de Diego para llevarlas a la cocina, Diego por su parte, también se levanto para ayudar a lavar, al dejar las tasas en el fregadero, ambos se miraron fijamente a los ojos, el corazón de Diego sonaba como un tambos de Guerra, mientras que Claudia se ponía colorada como nunca nadie la había visto, Diego tomo su mano y la besó, con pasión, con fuerza, con ternura, Claudia respondió el beso con la misma pasión, sus manos recorrían sus cuerpos, raudamente y con algo de torpeza fueron a la pieza de Claudia. Diego se quito los zapatos y la camisa, Claudia quedaba ya sin polera, ni sostén, se recostaron en la húmeda y fría cama de Claudia, que crujía como si se fuera a quebrar, Diego besaba a Claudia mientras que son sus manos recorría su cuerpo, Claudia solo gemía y le hacia el amor a Diego, nunca vieron a Claudia tan feliz como aquella vez, en donde terminaba con un orgasmo, mientras que en el reloj del velador de Claudia daban las 8.30 de la mañana.
Al terminar nadie habló, Diego solo fumaba, Claudia miraba al techo con algo de culpa, pero terriblemente complacida y feliz, ambos se miraron y se volvieron a besar, “Claudia, nunca pensé que llegaríamos a esto, sin embargo no me arrepiento” decía Diego mientras apagaba el cigarrillo, Claudia lo miro con ternura pero en silencio. Diego se vistió y luego se lavo la cara, se peino mirándose al espejo del incomodo baño de Claudia, que ya a esas alturas se había vestido y estaba haciendo la cama con una linda sonrisa. Diego abrió la puerta de la pieza y le dijo a Claudia, “me tengo que ir a la Universidad ahora, si no te molesta, ¿nos podemos ver más tarde?”, “a las 5, ¿te parece?” contestaba Claudia con su voz tan dulce y tan tierna que tenia, se besaron con pasión, se sonrieron, “ya apúrate o sino vai a llegar tarde a clases”, le decía Claudia abriéndole la puerta a Diego, que ya se ponía su gorro para emprender el viaje a la Universidad, Claudia miró a Diego y le dijo “te quiero” a lo que contesto “ yo también y mucho”, Claudia cerro la puerta y suspiró con una sonrisa eterna, camino un par de pasos cuando de repente suena un ruido muy fuerte, Claudia grita de susto y se asoma por la ventanita de la puerta, ve que sus vecinas están afuera viendo lo que paso, Claudia sale corriendo y ve a Diego en un charco de sangre con siete tiros en su cuerpo, en ese momento Claudia comenzó a llorar, no lo podía creer, un llanto amargo invadió sus ojitos claros, no pudo hablar, solo pudo escuchar a su vecina diciendo en voz alta “este cabro era del grupo de la resistencia parece, porque lo mataron los milicos, yo lo vi clarito”.
* Quizás te debía esta historia, pero nunca es tarde para contarla...
2 comentarios:
:******
(eso nomás u,u )
pd:te quedó bacán la historia, escribe poh! si tu podi! :)... siempre hay ideas buenas!.
besos, chauu!
:)
me gusto la jistori, deberias contar esa po que soñaste!!
saludos le piant
te echo de menos loco...
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