jueves, diciembre 30, 2010

Inspiración.

Tu miraba rompe con la armonía de la rutina,
Destruye toda distracción sobre tu presencia,
Como si el infinito fuese demasiado corto para ti,
En un mundo colapsado de versos que no te describen.
Eres la paciencia de los hechos que emboca al viento
Y juntos de la mano nos sentamos a escuchar su melancólica serenata,
Estirando nuestros cuerpos a la orilla del mar.

Ese día te miré a los ojos y al fin pude practicar la calma.

Perdido en la inmensidad de tu piel
Trato de buscar la locura negada sobre mi carne
Llorando dos o tres veces al mes,
Coincidentemente las mismas veces que no estás,
Para silenciarnos al compás de los árboles,
Refugiado entre tu voz color La mayor
Que sólo me provoca secar mis lágrimas.

Te busco desprevenida para robarte la gracia de la vida,
Para hacerte estallar en una risa franca que todo lo permite.
No imagino este mundo sin los colores de tus labios
O el pequeño suspiro que acarrea tu caminar,
Desvelas a las estrellas cuando cierras los ojos,
Encandilas mi pequeña alma con tus pensamientos,
Y nos dormimos escuchando la noche, el día, la mañana,
Desvelados entre las ganas de volver a despertar.

Te escribo dos poemas en secreto en mi cabeza,
Preparé dos cafés al final del día,
Y nada pudo con lejanía de mujer libre que eres,
Como si después de todo, lo supieras,
¿Y cómo no?
Si el vuelo del tiempo no pasa por la calidez de tus manos,
Tampoco la infancia interrumpida de mi vida,
Eres la combinación de cielo azulado con violeta amarga,
De cigarrillo en la mañana con mariposas aterradoras,
De pelo ondulado y puño libertario,
De Estampida de colores en un árido desierto.

Cómo quisiera haberte conocido entre selvas irreconciliables
Y ser uno con la pálida caricatura de muerte que tanto me hace pensar.
Tú eres la vida que quiso vivir en libertad.

Muero cada martes y jueves,
Y me dedico a no-pensarte,
A crear mundos paralelos que requieren de razonamiento otoñal,
A viejas melodías que no aportan en tu largo viaje por completarte,
Después de todo, naciste para ser vivida,
En la alegría seca que no encontró su antítesis,
En el paso alejado de vicios calendarizados.
Aún así, quisiste escuchar mi corto recorrido por sobrevivir.

La alegría de la calma me la presentaste un día sin sol,
Con un tímido espacio de tu vientre,
Cuando colgaste dos flores azules en tu ventana,
Cuando te mudaste de todo y te echaste ha andar.
Ese día, te vi volar por la sombra,
Vestida de colores llamativos, fumando,
Con un pequeño libro en la mano y las uñas de colores,
Intentando rescatar unas moneas del fondo de tu bolsillo.
Te miraba desde la inmensidad y no quise detenerte,
¿Quién era yo para sacarte de un mundo tan noble?
Cerré los ojos y recité en silencio,
Pasaste entre medio de un campo de poesías verdes que sembré para ti,
Cortaste un par de metáforas y te las colgaste en el pelo,
Combinaban con tu silueta libertaria.

Prendí un último cigarrillo antes de decir te amo,
Antes de comprender lo real de lo hechos,
Antes de regalarte el espacio/tiempo de lo inexistente,
Sólo para caminar por la rutina de mi vida.
Para llegar a casa en busca de la luna,
Pero no estaba.
Nuevamente la tuve que imaginar,
De todos modos, daba igual,
El viento soplaba con calma para sonreír,
Lo oía sin prisa,
Alegre,
Esperando que tu mano se entrelazara con la mía.

En ese pequeño instante nada importó,
Había que rebelarse contra la noche
Y aprender de tu risa, Pabla de mi vida,
Que en un sólo un suspiro de tiempo llenaste la palabra amor de hechos,
Y se me hizo simple la vida sin ti.

He ahí la inspiración,
En la limpia fragancia de revolución que nace de sus poros,
En la impronta valiente por cambiar el orden del tiempo,
En la capacidad de ser feliz desde lo complejo,
En el cálido espacio que reservo para soñarte en silencio.

1 comentario:

pablacuarela. dijo...

yo creo que este es uno de los que más me gustan, si es que no es el que más me gusta, no se estas cosas no se pueden decidir, es como decirte cuánto te amo, no se puede ♥